Todos atravesamos dificultades y problemas a lo largo de nuestra vida, ya desde pequeños. De hecho, el colegio y el instituto pueden ser muy duros, por eso es conveniente que enseñes a tu hijo a ayudar a aquellos compañeros de clase que tengan problemas, sean del tipo que sean. Así, ayudará a que su escuela sea un lugar más amable y feliz para todos.
Es importante enseñar a nuestros hijos a ofrecer su ayuda y apoyo a los chicos y chicas que atraviesen dificultades
En el colegio y el instituto pueden surgir muchos problemas y dificultades, ya sea en el aprendizaje o en las relaciones entre estudiantes y/o docentes. Así, no es nada raro comprobar cómo hay muchos chicos y chicas que tienen problemas para aprobar y hacer los deberes, hacer amigos o evitar asuntos tan serios como el acoso escolar.
Por eso, es importante enseñar a nuestros hijos e hijas a detectar este tipo de problemas para que sean capaces de ofrecer su ayuda y apoyo a quienes atraviesen estas dificultades. La ayuda en estos casos dependerá del problema y pueden ser cosas tan sencillas como:
- Explicar un ejercicio de matemáticas que el otro no comprende.
- Saludarle y hablar con él en el recreo o entre clases para que no se sienta solo.
- Presentarle a su grupo de amigos.
- Evitar que otros chicos se metan con él, lo humillen o lo insulten.
Es probable que tu hijo o hija sienta que, si ayuda a alguien con este tipo de problemas, los demás piensen que también tiene problemas y pueda perder su “popularidad”, por eso debes hacerle ver desde pequeños que debemos tratar a los demás como queremos que nos traten.
Si evitamos entre todos el acoso, la tristeza y la soledad conseguiremos que el mundo sea mucho mejor, empezando por lo más cercano e importante para los chicos y chicas de esta edad: el colegio y el instituto. Hay que enseñarles a no tener miedo al qué dirán o de ayudar a los perfiles más solitarios, raros o frikis, sino que debe sentir con orgullo que es amable y puede ayudar a los demás. Para ello, potencia la empatía y la amabilidad. Si es capaz de ponerse en la piel de otra persona que sufre, será más posible que le ayude.
Además, es importante que comprenda que ser mejor persona no solo es bueno para los demás, sino también para uno mismo. Una persona amable que se preocupa por los demás tiene más posibilidades de tener éxito en todas las facetas de la vida, por lo que no tiene que tener miedo de mostrar esos valores positivos. Y la amabilidad se contagia. Si sonríes, los demás te sonríen. Si ayudas, los demás te ayudan. Si se presta ayuda ayuda a otra persona para impedir que le humillen, el acosador perderá poder.
Está demostrado que la mejor forma de acabar con el acoso escolar es lograr que los demás compañeros no se queden quietos y consientan el acoso. Si todos se unen contra el acosador y le afean su conducta, dejará de hacerlo al no tener apoyos.
Por lo tanto, enseñemos a nuestros hijos a ser más amables, empáticos, buenos y responsables no solo para ayudar a los demás, sino para ayudarse a sí mismos y a construir un centro escolar mucho más amable donde nadie esté solo ante las dificultades. Ni siquiera tu hijo si alguna vez tiene que hacerles frente.