Todas las familias luchan por dar lo mejor a sus hijos y tratan de ser perfectos siempre. No cometer errores, estar siempre atentos, tener todo organizado… ¿Esto es realmente posible? ¿Qué consecuencias puede traer buscar la perfección?
No todo se puede controlar y el error forma parte de la vida del ser humano
Luchar por ser buenos padres es muy positivo para la educación de los hijos. Tiene consecuencias clave en su desarrollo y evolución y en el clima familiar.
Esforzarse por hacer las cosas bien es muy interesante y loable, pero muchas familias tratan de ser perfectos y hacer todo bien y sin cometer errores.
Vivir con esa lucha por la perfección provoca consecuencias muy negativas para los propios padres y también para los hijos. Entre ellas se podrías destacar las siguientes:
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Estrés
Cuando se trata de ser los mejores y de no fallar nunca, se tiene una presión muy fuerte y constante que genera un stress interno que puede llegar a hacer mucho daño en la psique de la persona.
Esta presión se acaba trasladando a los niños y da lugar a numerosas situaciones de conflicto en el hogar provocadas por un nivel de irritabilidad y estado de alarma constante.
Muchas de estas situaciones no son tan importantes como para llegar al conflicto provocado, pero los padres cuentan con tanta presión interna que acaban provocándola.
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No permitirse fallar ni permitir el fallo en los niños
Cuando el nivel de exigencia es muy elevado el fallo no está permitido, lo que da lugar a numerosas situaciones de decepción y de conflicto. No todo se puede controlar y el error forma parte de la vida del ser humano.
Pretender no fallar y ser perfectos es luchar contra natura y no hacerles conscientes a los niños de la existencia del error como algo natural. Es mostrarle una realidad ficticia a la que se tendrán que enfrentar antes o después. Esto da lugar, a su vez, a desarrollar una baja tolerancia la frustración.
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Inseguridad en los niños
El nivel tan elevado de stress, los conflictos constantes y la falta de posibilidad de error provoca en los niños miedos e inseguridad permanente.
A pesar de buscar la perfección, los niños van a actuar como son y tratarán de ser perfectos, ya que todo niño busca agradar y cumplir las expectativas de los padres. Pero, a pesar de esa lucha, no siempre van a lograrlo y saben que las consecuencias de no lograrlo no son positivas para ellos.
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Insatisfacción
Cuando una persona busca la perfección constantemente nunca llega a una satisfacción plena. Es importante saber valorar y aceptar lo que se tiene para vivir feliz y con satisfacción personal.
Conclusión
Por todo ello, tratar de ser padres perfectos puede tener consecuencias muy negativas sobre los propios padres y sobre los hijos. Lo importante en la educación de los hijos, es mostrarse como somos, con sus cosas buenas y malas. La perfección no es nuestra mejor versión.
Lo mejor que les podemos dar a nuestros hijos somos nosotros mismos y nuestra realidad, siendo conscientes de nuestros fallos para mejorarlos y que ellos aprendan de nuestra lucha por querer superarnos y mejorar.
Así verán que pueden fallar, que no son perfectos pero que pueden luchar por mejorar, superarse y lograr lo mejor de sí mismos.
Vivir luchando por la perfección es vivir buscando una felicidad irreal e inexistente. Vivir luchando por mejorar y agradecer lo que se tiene, produce una felicidad plena y un equilibrio y bienestar interior que lleva a la calma y la paz.