Características de los niños y adolescentes con dislexia

Esta disfunción afecta al 10% de la población

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Cuando hablamos de dislexia, hablamos de problemas para aprender en niños y adolescentes con una inteligencia normal o por encima de la media. No presentan dificultades visuales ni auditivas, y han tenido una instrucción formal adecuada. Tampoco tienen problemas de salud que puedan afectar al aprendizaje, ni un diagnóstico de retraso grave en el desarrollo. Y entonces, qué es la dislexia? Te lo contamos en este artículo.

Tenemos que estar atentos a cualquier señal que nos alerte de una dislexia para tratarla cuanto antes

No todos los niños con dislexia presentan las mismas dificultades. Por eso, será fundamental observar y evaluar a cada niño en profundidad para estimularle y realizar las adaptaciones escolares y familiares necesarias. Sin embargo, a nivel general, podemos encontrar las siguientes características en niños y adolescentes con dislexia:

Niños en edad preescolar

En esta etapa, los niños se inician en la adquisición de los prerrequisitos básicos para la lectoescritura y ya se pueden detectar posibles alteraciones:

  • En el lenguaje: dislalias (no pronunciar bien), confusiones en la pronunciación de palabras que se parecen en sus sonidos, pobreza de vocabulario, dificultades de expresión y comprensión oral.
  • En la lectoescritura: pobre conciencia fonológica (no reconocen el sonido asociado a las letras y a las sílabas), omisiones, inversiones de letras y grafía invertida.
  • En la estructuración y reconocimiento del esquema corporal: les cuesta distinguir izquierda-derecha, arriba-abajo, hacer puzles…
  • Otras dificultades: torpeza motriz (poca habilidad para manualidades y grafía), dificultades sensorio-perceptivas (por ejemplo, dificultades para aprender los colores) y para establecer secuencias (por ejemplo, aprenderse los números o las estaciones del año).

Niños de 6 a 9 años

Este periodo engloba los años de la enseñanza en los que se adquieren las habilidades instrumentales básicas para futuros aprendizajes. En esta etapa ya se puede establecer el diagnóstico de dislexia. Los niños con este problema presentan las siguientes características:

  • En el lenguaje: expresión oral pobre y dificultad para seguir instrucciones orales (aunque entienden mejor oral que por escrito).
  • En la lectura: confusión de letras por similitud fonética (sonido) o por simetría, omisiones, sustituciones e inversiones de letras y sílabas, lentitud y falta de ritmo (cometen vacilaciones, rectificaciones y repeticiones en la lectura). Leen primero en voz baja y luego en voz alta para asegurarse de hacerlo bien, no usan adecuadamente los signos de puntuación (cortan y amontonan frases inadecuadamente), tienen dificultades para seguir la lectura (se saltan líneas o siguen con el dedo) y les cuesta entender los planteamientos de los problemas matemáticos.
  • En la escritura: dificultades para copiar de la pizarra, omisiones o alteraciones del orden de las letras, agrupaciones o separaciones incorrectas de palabras…
  • A nivel espacio-temporal: dificultades para distinguir derecha-izquierda, para aprender secuencias como el abecedario, las tablas de multiplicar, los días de la semana, meses del año, etc.
  • A nivel emocional y conductual: comienza la frustración y falta de atención debido al sobreesfuerzo intelectual que deben realizar para superar sus dificultades.

Niños de 9 a 12 años

  • En esta etapa, las características de los niños con dislexia y la variabilidad de sus dificultades individuales se hacen mayores a medida que crecen:
  • En el lenguaje: la expresión y comprensión verbal se mantiene por debajo de su nivel intelectual; con dificultades para seguir instrucciones.
  • En la lectura: lectura mecánica vacilante, dedican mucho esfuerzo a descifrar y les cuesta sacar el significado, fatigabilidad y falta de atención.
  • En la escritura: faltas de ortografía, dificultades para utilizar los signos de puntuación correctamente, dificultades para elaborar y estructurar frases en relatos y, por tanto, dificultades para expresar conocimientos por escrito.
  • En la orientación espacio-temporal: organizan mal el espacio en el papel, dificultades para usar el diccionario, dificultades para entender la sucesión temporal de los acontecimientos en asignaturas como historia o para interpretar mapas.
  • A nivel emocional y conductual: destaca la falta de autoconfianza y la frustración del niño. Con un corto margen atención en su conducta, mentiras sobre sus deberes o incluso negación a hacerlos y cumplir con sus tareas.

Mayores de 12 años

Se mantienen algunas de las dificultades descritas en etapas anteriores, además de presentar:

  • En el lenguaje: gran dificultad para el aprendizaje de lenguas extranjeras.
  • En la lectura: fallos de precisión lectora y comprensión pobre.
  • En la escritura: tendencia a escribir de forma descuidada y desordenada, inconsistencias gramaticales y errores ortográficos, dificultad para planificar y redactar composiciones escritas de forma autónoma.
  • A nivel emocional y conductual: aversión a la lectura y escritura, baja autoestima, conductas disruptivas, ansiedad y depresión.

Cómo estimular a los niños con dificultades de lectoescritura

El diagnóstico de dislexia sólo puede establecerse formalmente cuando hay un retraso en la lectura de al menos dos años académicos. Sin embargo, las dificultades asociadas al aprendizaje de la lectoescritura pueden detectarse mucho antes y desde ese momento debemos estimular al niño.

Algunos de los ejercicios que pueden realizarse en casa son:

  • Actividades espacio-temporales: identificar elementos en la derecha-izquierda del propio cuerpo y en el de otro, hacer laberintos, asociar eventos a fechas (por ejemplo, Papá Nöel a Diciembre)
  • Actividades del lenguaje: establecer conversaciones, describir una lámina, contar una película, seguir instrucciones para realizar una manualidad…
  • Actividades de la lectoescritura: buscar palabras que empiecen por una determinada letra (veo-veo o palabras encadenadas), completar palabras a las que les falte una letra, describir por escrito lo que ocurre en una ilustración, separar sílabas dentro de una palabra, hacer un resumen de lo leído, leer carteles por la calle…
  • Actividades del ritmo: caminar al ritmo de una música, tararear despacio una canción…
  • Actividades de la atención y memoria de trabajo: buscar diferencias, repetir palabras o frases cada vez más largas, memorizar rimas…

El papel de los padres

  • La dislexia tiene una importante repercusión en la escuela por las dificultades de aprendizaje que provoca, pero también tiene un impacto negativo en el entorno familiar. Por ello, el papel más importante de los padres de niños disléxicos es apoyar emocionalmente a sus hijos:
  • Aceptar la dislexia de tu hijo cuanto antes. Cuanto antes se tomen las nedidas adecuadas, mejor será su desarrollo académico y personal.
  • Conocer las dificultades diarias asociadas al diagnóstico ayuda a sobrellevar la vida diaria con niños disléxicos. La información es clave.
  • Evitar la propia angustia y preocupación hacia las dificultades de los hijos con dislexia para no generarles más ansiedad y problemas emocionales.
  • Hacer del hogar un lugar seguro y alentador donde tu hijo se sienta animado. Es importante que los niños noten el amor de sus padres independientemente de su rendimiento escolar.
  • Potenciar su autoestima sin compararle con los demás, confiando en él y transmitiéndole dicha confianza, y reforzando sus puntos fuertes y habilidades no académicas (como el deporte o la música).
  • No sobreprotegerle, ni hacer las cosas por él, pero ayudarle a organizar y realizar sus actividades y tareas diarias.
  • Dedicar el tiempo necesario a los deberes y al estudio. En la mayoría de los casos se recomienda buscar un profesional de apoyo (psicólogo, psicopedagogo, logopeda o profesor especializado) que libere a los padres de esa carga, al menos algún día entre semana ya que muchos padres no tienen la formación adecuada para hacerlo y la relación padres-hijo puede verse afectada negativamente.
  • Favorecer una relación positiva con la lectura, asociándola a situaciones placenteras en casa: permitirles manipular libros que les gusten, contar cuentos a los más pequeños, leer de forma conjunta, mirar en la página web de su serie favorita, buscar en la cartelera la hora a la que empieza la película del cine….
  • Servir de modelo para los hijos: los adultos tienen que leer para estimular el interés de los niños y adolescentes hacia los libros y los escritos.

Aroa Caminero Ruiz

Psicóloga / España

Psicóloga Clínica de la Universidad Autónoma de Madrid con certificado de Psicólogo General Sanitario.