Los seres humanos funcionamos condensando, empaquetando y categorizando la información. Es un desarrollo necesario para poder procesar la cantidad de datos que llega a diario. Por lo tanto, sí existe la posibilidad de que un profesor categorice de manera involuntaria a tu hijo y éste lo transmita con la famosa frase: Me tiene manía.
Los docentes pueden tener preferencias por algunos alumnos
¿Cómo podemos actuar en estos casos? Lo cierto es que, inicialmente, puede no ser fácil enfrentarse a esta situación en la vida educativa de nuestros hijos. Por un lado, puede que quieras ponerte de su lado; y por otro, que no quieras dejar en entredicho a su profesor/a.
Por lo general, lo primero que debes evitar en estos casos es convertir al profesor en el enemigo a los ojos de tu hijo. Antagonizar a su profesor no le hará ningún favor; no hará más que dificultar su aprendizaje y enseñarle a cargar la responsabilidad en otros. Intenta que tu hijo no oiga de tu boca que el profesor es injusto, malo o parcial.
Después, conviene mirar la situación desde lo alto, de manera global. Puede que estas quejas de tu hijo escondan algo detrás: una actitud de no hacerse responsable de sus dificultades, no aceptar las críticas, un problema de atención o concentración, un exceso de carga de trabajo o una vía de llamar la atención sobre algo que le molesta.
Por lo tanto, en lugar antes de desestimar a tu hijo o acudir decidido al colegio a protestar, te damos unos consejos para que puedas evaluar la situación de manera más profunda:
- Lleva a cabo un seguimiento y comunicación con su profesor. Lo ideal es conocer más de una versión y acudir a hablar con su profesor para intentar resolver el conflicto de una manera adecuada. Si detectas que, efectivamente, le tiene manía, hazle ver que estás llevando un seguimiento de la situación para que revalúe el tratamiento hacia tu hijo.
- Observa y habla con tu hijo. Puede ocurrir que sea un problema de actitud de tu hijo, o que esté viviendo una situación que le preocupa y no sabe resolver, algo muy común sobre todo en los a niños de adolescencia.
- Organiza una reunión conjunta con el profesor y tu hijo, solo si lo ves necesario. Puede que la percepción de tu hijo venga de un malentendido. La comunicación abierta, actuando tú como mediador, evitará que se vaya haciendo una bola de nieve de un malentendido puntual. Puede, incluso, que la relación entre tu hijo y su profesor mejore, y esto seguro que tiene positivos efectos en su aprendizaje.
Los profesores son también susceptibles de tener preferencias entre sus alumnos. Tu papel como madre o padre debe ser el de supervisar que la situación no suponga un detrimento para el aprendizaje de tu hijo, que debe ser la prioridad en cualquier caso, y el de observar que tu hijo no cargue en otros la culpa por una mala actitud.