La creación de un espacio familiar conectado, respetuoso y seguro es posible, y te contamos cómo y porqué.
La disciplina positiva es una filosofía educativa que se centra en promover el desarrollo social y emocional a través del respeto mutuo, la comunicación efectiva, la conexión emocional, la resolución constructiva de conflictos y el entendimiento entre padres e hijos. Aunque posiblemente la palabra “educativo” nos remita al ámbito escolar, este enfoque se basa en realidad en enseñar habilidades sociales y de vida a través del respeto y la empatía, en vez de recurrir a métodos castigadores y autoritarios, desde el seno de nuestro hogar primeramente.
De esta manera, estas miradas, como la disciplina positiva, las relaciones de respeto y los entornos de conexión familiar, van de la mano para promover un ambiente armonioso y amoroso en el hogar, donde todos los miembros se sientan valorados, comprendidos y apoyados.
Pero entonces, yendo hacia un plano más pragmático: ¿De qué se tratan estas propuestas?¿Cómo podemos llevarlas a cabo en nuestras casas?
Disciplina positiva:
- Como ya se mencionó, se trata de poner énfasis en la importancia de la conexión emocional y el respeto mutuo en la crianza de los hijos.
- Propone que los límites y las consecuencias deben establecerse de manera firme pero amable, con contemplaciones y sin recurrir a castigos físicos o emocionales. Para esto los padres y cuidadores guían a los niños hacia un comportamiento apropiado a través del diálogo, la negociación y el modelado de conductas positivas.
- Fomenta la resolución de conflictos o problemáticas de manera colaborativa, donde padres e hijos trabajen juntos para encontrar soluciones que satisfagan las necesidades de todos. Promueve el desarrollo de habilidades sociales y emocionales en los niños, como la autorregulación, la empatía y la resiliencia.
Relaciones de respeto:
- Se basan en la creencia de que todos los miembros de la familia merecen ser tratados con dignidad y consideración, independientemente de su edad, rol o posición.
- Implican escuchar activamente a los niños, validar sus emociones y perspectivas propias, y mostrar un genuino interés en sus vidas, preocupaciones e intereses.
- Requieren establecer límites de manera respetuosa y consistente, comunicando expectativas claras y brindando apoyo y ayuda para cumplirlas.
- Permiten que los niños expresen sus opiniones y participen en la toma de decisiones familiares, siempre dentro de un marco adecuado para su edad y desarrollo.
Entornos de conexión familiar:
- Se caracterizan por la presencia de relaciones afectuosas y seguras entre los miembros de la familia, compartiendo en tiempos de alegría y acompañando en momentos difíciles para la familia o para alguno de sus miembros.
- Involucran compartir momentos de calidad juntos, como comidas, juegos, conversaciones significativas, tradiciones familiares, y actividades recreativas.
- Fomentan la expresión abierta de emociones y la resolución de conflictos de manera constructiva, fortaleciendo los lazos familiares y creando espacios seguros.
- Pueden incluir rituales familiares y celebraciones que refuercen la identidad y cohesión familiar, sin tratarse necesariamente de solo los festejos “conocidos”, sino de tradiciones construidas por la propia familia y únicas para ella.
En conjunto, estos elementos o miradas contribuyen a crear un ambiente familiar en el que todos se sientan valorados, seguros y conectados entre sí. La disciplina positiva, las relaciones de respeto y los entornos de conexión familiar son fundamentales para el bienestar emocional y el desarrollo saludable de los niños.