Creado por el profesor de educación primaria Michael Thomas Bennet, la metodología Flipped Playground se basa en la clase invertida o Flipped Classroom y propone, para motivar a los niños, salir de clase y trabajar ciertos contenidos académicos en el patio mediante dinámicas de juego y dibujos.
Una metodología en auge que debes de conocer.
Todas las actividades que se desarrollan tienen relación con la actividad académica
La educación está cambiando, y son muchas las nuevas metodologías que están surgiendo en los últimos años para crear un modelo de educación que implique más al alumno, lo motive y lo ayude a pensar por sí mismo.
En este marco ha surgido recientemente Flipped Playground, una metodología que se basa en llevar el contenido didáctico al tiempo de recreo, es decir, aprovechar la estancia el patio para aprender jugando. De esta manera, se puede aprovechar que los alumnos están más distendidos para enseñarles contenidos específicos de diversas asignaturas como Matemáticas o Lengua. A la vez, busca fomentar aspectos clave como la creatividad, la autonomía o la motivación.
La idea es ayudar al alumno a salir de “la caja” (la clase) para ayudarle a pensar por sí mismo. Sacarlos al patio a aprender es una manera de lograr que se sientan libres y piensen de manera más creativa.
Al igual que sucede en el Flipped Classroom, esta metodología busca que los alumnos sean los protagonistas de su propio aprendizaje, es decir, ellos tienen que trabajar la información previamente para luego exponerla en el patio a través de diferentes formas que se engloban en tres bloques: juegos, arte y movimiento.
En el caso de los juegos, por ejemplo, se busca vincular los mismos a los objetivos de aprendizaje con diversas opciones. Si están aprendiendo las partes del cuerpo humano, por ejemplo, pueden jugar al Twister, y si están aprendiendo los animales, con cartas de memoria.
El arte convierte el patio de recreo en un escenario gigante para dar rienda suelta a la creatividad, pero siempre relacionada con algún contenido académico. Por ejemplo, los aviones de papel pueden ayudar con las Matemáticas, se pueden dibujar mapas en el suelo para potenciar los conocimientos de Geografía, etc.
Y, por último, el bloque del movimiento permite que el alumno se libere y realice cualquier tipo de actividad física, que puede ir desde bailar al deporte, para recargar “las pilas” y permitir que el cerebro se recargue e interiorice mejor los contenidos. Hay que tener en cuenta que los niños tienen un tiempo de concentración menor al de los adultos, por eso hay que cambiar de actividad con más frecuencia para mantener su motivación e interés.
Con este tipo de actividades podrán crear ideas poco convencionales y buscar soluciones más dinámicas para sus problemas y retos.
El profesor, por su parte, tiene que actuar de guía y orientarles, pero sin hacer las cosas por ellos. Puede introducir modificaciones en los juegos o proponerles cosas, pero siempre dándoles la libertad de pensar por sí mimos y experimentar.
El aprendizaje está en todas partes, y es importante que los alumnos sepan que jugando se aprenden muchas cosas, incluyendo matemáticas, inglés, lengua, etc.