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Autonomía personal desde bebés

La responsabilidad de un adulto depende de su autonomía desde bebé

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La autonomía personal es la capacidad de una persona de realizar por uno mismo las actividades básicas cotidianas y está íntimamente relacionada con la responsabilidad y la independencia, cualidades que debemos desarrollar desde que son bebés.

Ayuda a tu hijo a valerse por sí mismo

Todos queremos que nuestros hijos e hijas sean responsables de adultos y no dependan de nosotros para tomar cada decisión de su vida. Pero esta capacidad no es innata, se aprende desde pequeños y está totalmente relacionada con la independencia y la autonomía que los padres fomentemos en ellos.

La autonomía, a su vez, se refiere tanto a las actividades físicas esenciales como a las mentales. En concreto, estas son las principales habilidades relacionadas con la autonomía:

  • Cuidado personal: incluye todas las actividades relacionadas con el aseo, la comida y el aspecto físico.
  • Autodirección: la autorregulación del comportamiento (finalizar tareas, cumplir horarios y normas o toma de decisiones).
  • Habilidades sociales: saber relacionarse con los demás y convivir en la sociedad.
  • Habilidades académicas y de trabajo: ser capaz de estudiar y sacar buenas notas para, en el futuro, elegir una carrera profesional y conseguir un trabajo.
  • Comunicación: saber hablar y comunicarse con los demás.
  • Salud y seguridad personal: cuidarse tanto física como mentalmente, sabiendo detectar señales de enfermedad y prevenir accidentes.
  • Ocio y tiempo libre: saber cuáles son sus intereses y aficiones y para aprender a desarrollarlos y a divertirse de manera sana.
  • Tareas de la casa y vida familiar: las tareas básicas de un hogar: hacer la comida, lavar la ropa, limpiar, etc.

¿Cómo fomentar su autonomía personal desde bebé?

  • No te acostumbres a hacérselo todo. Debes darle un tiempo para que haga algunas cosas solo y, si no sabe o no puede, enséñale y ayúdale a hacerlo, pero no se lo hagas.
  • Los niños y las niñas son capaces de hacer más cosas de las que los adultos creemos, deja que lo intente.
  • Déjalos tomar decisiones sobre aquello que puedan, como qué fruta tomar de postre o qué camiseta ponerse.
  • Cuando se equivoque, no le critiques y le regañes. Mejor, reconoce su esfuerzo y anímale a volver a intentarlo.
  • Enséñale a buscar información cuando no sepa algo o quiera averiguar alguna cosa: acudir a diversas fuentes, preguntar e investigar.
  • Elogia todos sus avances y logros.
  • No justifiques sus errores ni le protejas. Debe asumir su culpa y su responsabilidad y saber pedir perdón y subsanar el error.
  • Pide su opinión a menudo para que se sienta valorado.