Muchos adolescentes sufren cuando tienen que encarar los exámenes. El estrés se acumula y les impide estudiar adecuadamente y obtener buenos resultados académicos. Por suerte, este problema tiene solución.
Una buena planificación mejora los resultados académicos
Por lo general, los estudiantes suelen tener dos problemas principales a la hora de estudiar: mala planificación y un método de estudio ineficiente. Solemos enseñar que hay que esforzarse al máximo y darlo todo durante el máximo tiempo posible, pero por experiencia propia, cualquiera que haya estado más de dos horas delante de unos apuntes sabe que eso no es nada gratificante.
La solución pasa por enfocar el problema justo desde el ángulo contrario: la ley del mínimo esfuerzo bien entendida. Esto significa conseguir los mejores resultados sin tener que pasar cientos de horas estudiando o, mejor dicho, perdiendo el tiempo.
Para que los adolescentes puedan mejorar su manera de estudiar deben repensar su método y optimizar tres fases: planificación, estudio y repaso.
PLANIFICACIÓN
Esta fase debe comenzar al principio del curso escolar. Lo mejor es tener una agenda para apuntar las tareas diarias y un planning mensual en el que puedan ver de un vistazo las fechas de exámenes y entregas de trabajo. Este primer paso les dará información gráfica sobre cuánto tiempo tienen para preparar un examen o un trabajo, con lo que podrán organizarse mejor.
En cuanto al espacio de estudio, lo mejor es que sea en un cuarto silencioso y tranquilo, con una mesa amplia y una silla cómoda (pero no demasiado) y que esté a la altura adecuada con respecto a la mesa. Ese espacio debe estar bien iluminado y sin nada por encima, con el fin de evitar distracciones.
Una vez que tenemos esto claro, para planificar cómo estudiar un examen debemos empezar por entrar en materia.
ESTUDIO
Aunque existen varias formas de encarar un examen, según la materia, la mayoría de los que tendrán que afrontar pueden superarse siguiendo una estrategia. El estudiante deberá pasar por tres fases: lectura, resumen y esquematización. En la primera, se debe hacer una lectura comprensiva del texto, pero sin detenerse demasiado. Simplemente subrayando algunas ideas principales del texto.
En segundo lugar, usando como punto de partida lo subrayado, lo mejor será comenzar a crear un resumen (máximo de una página por tema) mientras se hace otra lectura rápida de lo que entra en el examen.
Por último, usando el resumen, lo más óptimo es que el joven sintetice toda esta información en un esquema que contenga todo lo importante del texto. Con este método, habrá reducido 5 o 10 páginas al tamaño aproximado de un post-it, lo que facilita mucho el aprendizaje al crear un hilo conductor para el tema, del que iremos tirando para sacar toda la información.
Teniendo claro cuánto ha tardado en estudiar un tema, podemos ayudar a nuestro hijo a organizarse para tener una medida aproximada de lo que le llevará preparar un examen. Por ejemplo, si tiene un examen de tres temas para dentro de un mes y ha tardado 3 horas en estudiar un tema, sabemos que tendrá que dedicar 9 horas a preparar ese examen. Esta información es muy útil porque evitará que llegue a la última semana con prisas o sin haber empezado y le servirá para asimilar los conocimientos poco a poco.
Hay que tener en cuenta que cada estudiante tiene su ritmo, pero por norma general, se deben hacer descansos cada hora de estudio para tomar un poco el aire y despejar la mente.
REPASO
Después de estudiar cada tema, conviene que el joven haga un breve repaso de los resúmenes y los esquemas antes de empezar con el siguiente. Esto le aportará una visión de conjunto y le introducirá en el contexto de lo que va estudiar a continuación.
El repaso es una fase importante porque es cuando se terminan de fijar en la memoria conceptos y contenidos. Eso sí, debe hacerse la misma semana del examen, para tener fresco todo lo estudiado antes de la prueba.
Con estos consejos mejorará la eficacia del estudio de nuestros hijos y, además, evitarán el estrés que supone tener que aprenderlo todo el día antes del examen. Seguir una buena planificación es vital para un correcto aprendizaje, lo que se traducirá en buenos resultados académicos.