Cada vez son más las familias y profesionales de la educación que optan por metodologías en las que los niños y niñas aprendan a pensar, y no solo memoricen datos o fechas que, probablemente, olviden rápido. Una de estas metodologías de aprendizaje es el thinking-based learning. No te pierdas sus ventajas.
Es una metodología basada en desarrollar destrezas del pensamiento para que el niño aprenda a pensar, no solo memorizar
Aunque en algunos casos es necesario que los niños memoricen ciertos datos, para muchas familias y centros escolares es más importante conseguir que aprendan a pensar, a trabajar con la información que reciben para ser capaces de contextualizar, analizar, relacionar, argumentar… Es decir, convertir la información en conocimiento, algo que permite la metodología del thinking-based learning o aprendizaje basado en el pensamiento (TBL).
Los componentes principales de este método de aprendizaje son 3:
1- Destrezas del pensamiento: ser capaz de emplear procedimientos reflexivos apropiados.
2- Hábitos de la mente: conducir esos procedimientos de manera adecuada para crear conductas de reflexión productivas.
3- Metacognición: realizar ambos procesos basándose en lo que nos piden.
Es un método de enseñanza activo en el que el niño tiene que implicarse para ser capaz de pensar, razonar, tomar decisiones y construir su propio aprendizaje a través de los diferentes temas. De esta manera, no solo podrá conocer mejor esos temas, sino que podrá aplicar los conocimientos adquiridos a otros campos. No se trata de memorizarnociones básicas sobre un tema, sino de poner en práctica y asimilar los procedimientos necesarios para generar y desarrollar el conocimiento.
De esta manera, esta metodología potencia habilidades como la clasificación, la contrastación o la formulación de hipótesis. El profesor o la familia actuan de guía presentando retos a sus para que aprendan a pensar.
Para ello, se pueden utilizar distintas herramientas y estrategias, como preguntas específicas y organizadores gráficos, y trabajar juntos en grupos cooperativos, en el caso de los centros educativos.
Además, el aprendizaje basado en el pensamiento ofrece grandes ventajas:
- Promueve el aprendizaje activo. Frente a métodos de enseñanza tradicionales en los que se transmite la información y las niñas y niños se limitan a memorizarla, aquí son ellos los que deben construir el conocimiento, lo que resulta mucho más motivador y eficaz.
- Potencia un conocimiento más profundo. Al ser el propio niño el que construye su aprendizaje y lo desarrolla mediante diversas técnicas, asimila mejor los conocimientos y los comprende de manera más profunda. De esta manera, aprenden a interpretar el entorno que les rodea y aprenden haciendo, algo mucho más duradero.
- Favorece la búsqueda y contraste de información. Internet es una fuente fantástica de información, pero no todo lo que se encuentra en la red es cierto. Este método enseña a los chicos a discernir la información válida de la falsa.
- Enseña a razonar, reflexionar y tomar decisiones. Aprender a pensar y analizar un problema les ayudará a considerar todas las opciones y elegir la más adecuada en cualquier ámbito de la vida.
- Fortalece habilidades como la verbalización, la escucha o el autoconocimiento.
- Potencia la capacidad de detectar problemas y buscar soluciones creativas.
- Es muy versátil ya que puede aplicarse a cualquier materia o tema y combinarse con otras metodologías activas como el aprendizaje por proyectos, el flipped clasroom o el trabajo colaborativo.
- Además de enseñar a pensar, les proporciona el desarrollo de destrezas y habilidades que les serán útiles a lo largo de toda su vida ya que fomenta la creatividad, la curiosidad, la innovación, el esfuerzo, la perseverancia, la autonomía, la capacidad de colaboración, la empatía o la expresión oral y escrita.