¿Qué es el Design Thinking o Pensamiento de diseño en el aula?

¿Qué es y cómo aplicar esta metodología?

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Design Thinking es una metodología de pensamiento en la que se usan diversas herramientas y aspectos creativos inherentes al diseño para analizar problemas de diversa índole de una manera diferente. Ponte al día con las metodologías que harán triunfar a tu hijo en la escuela.

Design Thinking es desarrollar un pensamiento de diseño para analizar un problema con la finalidad de encontrar una solución novedosa

La metodología Design Thinking tiene su origen en la Universidad de Stanford de California. La consultora de diseño IDEO fue quien la aplicó por primera vez en proyectos comerciales en los años 70. Inicialmente esta metodología estaba muy relacionada con el desarrollo de producto pero ha convertido en una herramienta de innovación con la que pueden surgir ideas en cualquier sector y situación, incluido el aprendizaje.

En los últimos años el mundo de la educación está viviendo una auténtica revolución y son muchas las metodologías educativas innovadoras que se están implantando en los centros tratando de que los chicos y chicas no solo aprendan, sino también desarrollen capacidades importantes como la innovación y el emprendimiento. El Design Thinking o pensamiento de diseño es una de estas metodologías que puede ayudar a formar estudiantes más creativos e innovadores.

Pero ¿en qué consiste exactamente? El Design Thinking se basa en el pensamiento lógico, la creatividad, la colaboración, la empatía y el aprendizaje a través del error, por lo que aporta muchos beneficios a los estudiantes:

  • Permite a los estudiantes formar parte más activa de su educación e implicarse en ella.
  • Aumenta el interés y el compromiso de los chicos y chicas por el aprendizaje.
  • Ayuda a los estudiantes a encontrar soluciones creativas a diversos problemas.
  • Fomenta la empatía y la comprensión.
  • Contribuye al esfuerzo de los chicos.
  • Fomenta el trabajo en equipo.

El Design Thinking consta de 5 fases:

Fase 1- Descubrir o empatizar. Comprender las necesidades de los demás y el reto al que nos enfrentamos poniéndonos en la piel de los demás para buscar las soluciones más adecuadas. ¿Cómo enfrentarse a este reto?

Fase 2- Interpretar o definir. ¿Cómo interpreto lo que aprendí? Hay que filtrar la información recopilada en la fase previa y quedarse con lo que nos puede valer para encontrar una solución.

Fase 3- Idear. Generar muchas opciones, no hay que quedarse con la primera que nos venga a la mente. Las actividades de esta fase favorecen el pensamiento expansivo, sin límites. Las ideas más raras pueden ser las mejores. Una buena manera de hacerlo es mediante un brainstorming o lluvia de ideas. ¿Qué debo hacer? ¿Qué opciones tengo?

Fase 4- Experimentar. Descubrir cuál es el mejor camino de todos los propuestos para lograr la solución mediante la experimentación. Incluso se pueden crear prototipos.

Fase 5- Evolucionar. ¿Hasta dónde puedo llegar?

Una forma de aplicar esta metodología en clase es pedir a los alumnos que imaginen diferentes usos para un objeto común, como un ladrillo. De esta manera ejercitan su creatividad a la vez que presta atención a las ideas de las demás y se fomenta el trabajo en equipo.

Asimismo, este método puede aplicarse en Matemáticas a la hora de buscar la solución de un problema, en Historia para comprender mejor el porqué de un acontecimiento, etc. Lo importante es fomentar la creatividad de los alumnos.

Compartir en Familia

Redacción / España

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