Los jóvenes cada vez entran antes en contacto con sustancias dañinas e ilegales como el tabaco, el alcohol o las drogas. A pesar de que la mayoría de países prohíbe la venta de estas sustancias a menores de 18 o de 21 años, según la legislación, lo cierto es que las estadísticas muestran que son muchos los jóvenes que han probado la marihuana, el cannabis o la cocaína antes de cumplir la mayoría de edad.
Hay que estar atento para detectar el problema antes de que se convierta en adicción.
Probar las drogas o el alcohol no es cosa de chicos con problemas o familias desestructuradas, casi todos los jóvenes tienen estas sustancias al alcance de su mano y, lo que es peor, no se dan cuenta de lo peligrosas que son. Solo ven lo divertido que resulta salir con los amigos a “pillarse un pedo”, colocarse” o “fumarse unos porros” en el parque. Además, la presión del entorno y de los amigos es muy fuerte en la adolescencia, lo que hace que muchos chicos prueben las drogas o el alcohol a pesar de saber que no son buenas para ellos, porque no quieren ser los únicos que no lo hacen ni los raritos.
Por tanto, las drogas pueden entrar en cualquier familia y desde edades cada vez más tempranas. Las estadísticas muestran que en torno a un 5% de chicos prueba las drogas con tan solo 13 años, porcentaje que sube al 20% a los 16 años. La más habitual es la marihuana o el cannabis en forma de porros, aunque el consumo de cocaína también es bastante elevado.
En este sentido, es muy importante que los padres conozcan las señales que indican que su hijo puede estar consumiendo algún tipo de droga ya que son muchos los problemas que los jóvenes pueden sufrir a corto y medio plazo si no se corta a tiempo y el consumo ocasional se convierte en adicción:
– Trastornos del sueño.
– Pérdida de peso o apetito excesivo.
– Cambios bruscos de comportamiento.
– Disminución del rendimiento escolar.
– Aislamiento físico cuando está en casa (solo quieres estar solo en su habitación).
– Disminución de la comunicación y del afecto con el resto de la familia.
– Abandono de aficiones.
– Pérdida de responsabilidad.
– Ojos rojos.
– Temblores.
– Comportamiento extraño.
¿Cómo debemos actuar los padres ante la mínima sospecha?
Aunque es muy duro darse cuenta de que nuestro hijo puede estar consumiendo algún tipo de droga, no debemos negar la evidencia y hacer como si no pasara nada, es importante actuar cuanto antes.
- Lo primero es no perder la calma ni gritar y castigar al hijo, esa actitud solo servirá para alejarle de nosotros. Tampoco se debe adoptar la postura contraria y sobreprotegerlo o echar la culpa a sus amigos.
- En estos momentos hay que buscar soluciones y no culpables.
- Hay que controlar su acceso al dinero para que no pueda comprar este tipo de sustancias.
- También se puede recurrir a ayuda profesional para saber el camino a seguir y, si es posible, evaluar al chico y determinar si es adicto o solo consume de manera ocasional.
- Hay que hacerle ver lo perjudicial que son las drogas y todo lo que le están quitando de su vida. Lo mejor en enseñarle casos reales de personas que lo han perdido todo por las drogas; dialogar y escuchar.
- Si el hijo no quiere colaborar, se crearán situaciones muy tensas y delicadas en la familia, pero nunca se debe ceder al chantaje emocional. Hay que mantenerse firmes.
- No conviene registrar sus cosas o hacerle preguntas constantes sobre dónde va o con quién, no es bueno que se sienta acorralado.
- Se recomienda tener paciencia ya que será un proceso largo y complicado.
- También conviene demostrar amor y cariño constante, que sepa que estáis ahí pase lo que pase, pero siempre manteniéndoos firmes en las normas y límites.
- La solución tampoco pasa por prohibirle salir con sus amigos: Así solo se consigue que tenga más ganas de salir: Pero hay que intentar que recupere otras aficiones y que quede con gente diferente para que se aleje poco a poco de ese mundo.