Consejos para conseguir que nuestros hijos maduren

Es importante permitir a cada hijo formular su proyecto personal de vida

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Una de las preocupaciones de las familias es conseguir que sus hijos e hijas tengan la suficiente personalidad para no dejarse llevar por la mayoría. Queremos que decidan por sí mismos y se enfrenten a los problemas con solvencia. Y todo esto se consigue trabajando la madurez personal desde la infancia. No te pierdas estos consejos!!!

La educación es un proceso de ayuda a la adquisición de la madurez personal.

Cuando preguntamos a los padres y madres que quieren que sean sus hijos, todos nos contestan FELICES. Pero un niño o niña no será feliz porque le demos todo lo que quiera, cuando quiera y en el momento que quiera. Será feliz porque se siente querido como es, de esta manera ellos mismos se aceptarán, se querrán y podrán gobernarse, tomando las decisiones que ellos quieran y sin que les afecte la opinión de los demás.

La singularidad de cada uno es el principio constituyente que distingue a la persona de cualquier otra. El principio que explica que cada persona sea única, en el sentido más radical: nadie existe, ni podrá existir igual a ella. Todo lo que haga, lo que piense, lo que ame, lo que aporte o deje de aportar estará teñido siempre por esa singularidad.

A cada hija e hijo le pediremos y le daremos lo que necesite en función de sus fortalezas y debilidades. Ellos lo asumirán en función de su singularidad y actuarán como tal.

La educación es un proceso de ayuda a la adquisición de la madurez personal. Se facilita a través de múltiples estímulos y en situaciones muy diversas para favorecer a los hijos el libre desarrollo de su capacidad, a través de la adquisición de conocimientos, hábitos y destrezas, virtudes, valores y actitudes, que faciliten el dominio de sus propios actos.

Es un proceso que permite a cada hijo formular su proyecto personal de vida y le ayuda a fortalecer su voluntad de modo que sea capaz de llevarlo a término.

Para que no les “lleve la corriente” necesitan tener seguridad y confianza. Estas las adquieren en función de cómo se sienten queridos y aceptados como son, por su padre y su madre, base de la autoestima.

Con ella tendrán la capacidad de decir y hacer en función de cómo son ellos, no porque lo digan o hagan los demás. Por supuesto, que se equivocarán y a veces se dejarán llevar. Tanto de una decisión como de la otra se arrepentirán, pero aprenderán de cada una de ellas para la siguiente vez.

Necesitamos que nuestros hijos e hijas sean verdaderamente libres, maduros y dueños de sus propias acciones. Para ello debemos establecer un plan de entrenamiento personal en el que poco a poco, según la edad que tengan, vayan repitiendo cada una de las sugerencias que les vayamos estableciendo.

Esa repetición de actos durante la infancia les llevará a adquirir unos hábitos durante la pubertad, para que desde la adolescencia hasta el final de su vida adquieran unas virtudes y valores que les den la verdadera libertad.

Sugerencias para llevarlo a cabo:

  • Desarrollar la capacidad de decidir y ser responsables.
  • Hacer el bien y querer con obras.
  • Conocer la realidad objetiva.
  • Vivir la coherencia y la unidad de vida.
  • Cumplir deberes y exigir derechos.
  • Respetar los derechos de los demás.
  • Pedir perdón.
  • Ser agradecidos.
  • Respetar la autoridad.
  • Aceptar y cumplir reglas y leyes.
  • Ser perseverantes, terminar lo que se empieza.
  • Ser pacientes, saber esperar.
  • Hacer frente a las dificultades, tener serenidad.
  • Ser fuertes.
  • No buscar únicamente el placer ni lo fácil.
  • Dominarse, ser dueño de sí mismo.
  • Ser alegres.
  • Darse a los demás.

Es un trabajo personal de por vida, pero que lo comiencen a realizar nuestros hijos e hijas en las dosis adecuadas para cada edad, hará que crezcan personas autónomas y responsables capaces de llevar las riendas de su vida.

Patricia Cigaran

Experta en Educación / España

Experta en Educación Familiar con más de 20 años de experiencia en la dirección de colegios infantiles.