Desarrollar la solidaridad en los niños a partir del coronavirus

Es un buen momento para enseñar a nuestros hijos valores que les servirán en el futuro

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La situación social que está tocando vivir es toda una oportunidad para que los adultos puedan hacer reflexión del modo en el que se está viviendo y, sobretodo, para que los padres trasladen a los niños una serie de valores que les hagan crecer como personas. No te pierdas este artículo.

Presentar a los niños la realidad no tiene que suponer un daño emocional sino un aprendizaje

El mejor aprendizaje que pueden obtener los niños con esta pandemia son los valores sociales y personales que se están viviendo. Uno de ellos es la solidaridad. Los niños no nacen siendo seres solidarios, por naturaleza, sino que tienen tendencia justo a lo contrario.

Cuando un niño es pequeño busca satisfacer sus necesidades básicas, tal y como señala Maslow con su “Teoría de las necesidades humanas de la motivación”. Su única motivación, inicialmente, es él.  A pesar de que necesita de los demás, por ser un ser social, no piensa en los demás, sino que piensa en si mismo. Es por ello, que es muy importante enseñarles a estar pendientes de los demás.

El coronavirus está dando lugar a vivir una situación complicada para los niños y para las familias. Son muchas horas y muchos días sin poder hacer las rutinas propias de cada uno, los hobbies, gustos e intereses. Días complicados porque como seres humanos tanto familias como niños tienen unas necesidades diferentes a estar encerrados y porque tantas horas de monotonía pueden suponer conflictos familiares difíciles de llevar, en algunas ocasiones.

Todo esto puede dar lugar a pensar de manera negativa, trasladando y verbalizando mensajes a los niños negativos y de queja. Pero en cambio, según como miremos la situación podemos tener una muy buena oportunidad para luchar en contra de ese egoísmo interno que caracteriza al ser humano y desarrollar un pensamiento mas positivo y humano.

Se puede enseñar a los niños a reflexionar sobre el porqué de este confinamiento y lo que a otras personas les está suponiendo. Esta reflexión debe ser diaria y constante para lograr que se convierta en un hábito y con ello, muchas familias, podrán pasar de tener pensamientos negativos y quejas a estar agradecidos y con una actitud más relajada ante la situación actual.

Enseñar a los hijos a estar pendiente de los demás significa:

  • Pensar si el otro puede tener alguna necesidad: enseñarles a preguntar a los demás cómo se sienten, si necesitan algo o si se les puede ayudar. No todas las personas están pasando el confinamiento del mismo modo y esto es lo primero que hay que hacerles ver. Se puede comenzar por los propios miembros de la familia. Proponerles que les puedan preguntar cómo se sienten, qué tal están o si necesitan algo, etc. Para pasar posteriormente para ver cómo están otras familias u otras personas ajenas a nosotros pero que también son personas y están viviendo una realidad muy diferente y con situaciones realmente complicadas. El presentar a los niños la realidad no tiene que suponer un daño emocional o psicológico sino un aprendizaje y crecimiento personal. Es cierto que para que lo puedan encajar sin miedos, ni emociones muy negativas, es importante transmitir la información adaptada a la edad de cada uno, pero no dejar de hacerlo, ni ocultarla.
  • Compartir con el otro: este es otro aprendizaje muy importante para los niños, puesto que es algo que les cuesta mucho hacer. Tienden a querer todo para ellos y perciben el hecho de compartir como “perder”. No entienden, inicialmente, la ganancia que esto les puede suponer. Una vez que se les enseña o lo experimentan será mas sencillo que lo acaben haciendo de manera sincera y natural. En estos momentos, algo que se está aprendiendo a compartir es el tiempo. Cada día que pasa dentro del confinamiento puede parecer un día perdido pero en cambio es un día ganado para todos aquellos que están intentando luchar contra el coronavirus, tanto los pacientes, como sanitarios, investigadores, etc. Incluso día que ayuda a que el propio virus pueda desaparecer. Enseñar a compartir el tiempo y ver este hecho como un aporte a la sociedad generará una satisfacción interior tan importante que implicará motivación para poder seguir haciéndolo. Y, por supuesto, que dentro del seno familiar se están dando numerosos momentos en los que todos están compartiendo constantemente o aprendiendo a hacerlo. Desde los juguetes, recursos tecnológicos, como el respetar los espacios para poder conciliar la enseñanza virtual con el teletrabajo y el ocio y entretenimiento.
  • Entregarse a los demás: esto supone renunciar a algunos aspectos propios en beneficio de los demás. En este caso, el cumplir las normas que se están pidiendo es un claro ejemplo de saber renunciar a los intereses o necesidades propias por los demás y también por beneficio propio. No hay que cumplirlas porque sino puede haber una sanción sino porque es bueno para todos. El utilizar mascarilla, guantes, mantener distancia de social, no salir mucho a la calle, no agruparse, etc. Son pautas totalmente contrarias a lo que un ser humano de manera natural e instintiva realiza, por lo tanto, es un esfuerzo que hay que realizar. Si se les enseña a los niños a realizarlo con un sentido solidario y entendiendo realmente el porqué de las normas se estará logrando realizar un aprendizaje de todo esto y educando de manera integral a los hijos.

En resumen, todas las situaciones vividas en la vida aportan una oportunidad de aprendizaje y crecimiento personal y esta situación social puede dejar una huella importante en todas las familias. ¡Tratemos de que la huella sea lo más positiva posible y profunda en cuanto al aprendizaje de valores estables y duraderos!

María Campo Martínez

Pedagoga / España

Licenciada en Pedagogía. Diplomada en Magisterio de Educación Infantil. Asesora de Eduka&Nature.