La pornografía muestra una imagen distorsionada e irreal del sexo, además de desprovista de todo tipo de sentimientos o respeto hacia la otra persona, especialmente hacia las mujeres. Por eso, es importante controlar el acceso de nuestros hijos a este mundo ya que pueden quedar “marcados” por las imágenes o vídeos pornográficos que pueden encontrar por todas partes.
Los adolescentes son un público muy influenciable, y el acceso a la pornografía puede ser muy perjudicial para ellos
En contraposición a hace unas décadas, cuando el sexo era un tema tabú del que no se podía hablar, y pecado para muchas personas, la liberalización de este mundo ha hecho que, actualmente, podamos encontrar sexo por todas partes: en la televisión, en internet, en tiendas de sex-shop, etc. Pero el sexo no es lo mismo que la pornografía ya que esta, con sus imágenes explícitas e irreales de carácter sexual, puede inducir e incitar a la práctica de conductas contra la libertad sexual, consideradas delictivas por nuestro Código Penal. Especialmente si hablamos de pornografía infantil.
El problema es que los adolescentes de hoy en día pueden tener un fácil acceso a este mundo, no necesitan más que un smartphone sin controles parentales para ver todo tipo de vídeos e imágenes pornográficas que pueden causarles mucho mal. Y es que la pornografía muestra el sexo de manera inhumana, sin sentimientos ni respeto hacia el otro. Busca el placer por el placer, sin que importe ni el amor ni lo que siente la otra persona. Es una peligrosa fuente de desinformación para estas mentes tan influenciables que, en la mayoría de los casos, tienen vergüenza de hablar con sus padres sobre el sexo, por lo que obtienen, a través de la pornografía, una imagen distorsionada de la realidad.
Los adolescentes se encuentran en una etapa de formación a todos los niveles, tanto mental como social, y no deben tener acceso a este tipo de contenidos hasta, al menos, ser mayores de edad. Además, la pornografía puede crear hábito y enganchar, haciendo que los jóvenes se vuelvan adictos a un mundo de sexo que no van a poder encontrar en parejas igualitarias, teniendo que recurrir al sexo pagado o, en el peor de los casos, a las violaciones, tan habituales entre los jóvenes en grupo en los últimos años, en parte, a la proliferación de este tipo de imágenes que les han hecho pensar que ese tipo de actitudes son normales y no son vejatorias o delito.
Por eso, debes procurar que tu hijo no tenga acceso a estos contenidos no solo en internet, sino tampoco a través de películas o vídeos grabados. Para ello, es importante que sigas estos consejos:
1- Habla con tu hijo de sexo desde pequeño, adecuando la información a su edad y a sus dudas. Una máxima en educación es no dar a los hijos más información de la que piden o pueden asimilar.
2- Háblale de la importancia del sexo consentido, con respeto y amor hacia la otra persona. Casi todas las prácticas sexuales son buenas siempre que ambos miembros de la pareja quieran llevarlas a cabo.
3- El ordenador, la tablet u otras pantallas con acceso a internet deben estar en el salón o una sala común para que puedas ver lo que busca tu hijo.
4- Coloca filtros y controles parentales en el móvil de tu hijo y en el ordenador de casa para que no pueda acceder a ciertos contenidos y páginas. También puedes estudiar el historial de búsquedas.
5- Si le pillas viendo porno, no te enfades ya que es algo habitual. Aprovecha para hablar con él de lo que ha visto, de sus dudas y contarle lo que es real y lo que no.