Los amigos imaginarios son muy habituales en los niños entre los 3 y los 7 años y les ayudan a aprender a relacionarse con el mundo utilizando el juego y la imaginación. Pero que un chico de 15 años tenga un amigo imaginario puede resultar más extraño.
Si a tu hijo le pasa esto, no te preocupes, solo presta atención por si detrás de esa actitud se encierra otro problema.
Solo debes preocuparte si abandona sus estudios o amigos y muestra agresividad
No obstante, diversos estudios coinciden en que el hecho de que un adolescente tenga un amigo imaginario no tiene porqué ser malo ni implicar que tiene algún problema mental. No obstante, es cierto que muchas veces estos amigos surgen a estas edades para compensar un problema de soledad, pérdida afectiva o falta de atención, por lo que, si tu hijo adolescente tiene un amigo imaginario, conviene que hables con él para averiguar si está intentando ocultar algún miedo o problema.
Si así fuera, no debes preocuparte en exceso porque los chicos que sufren problemas serios, como maltrato o abandono, no inventan estos amigos ya que las experiencias traumáticas suelen bloquear la creatividad o las ganas de relacionarse con los demás. Por lo tanto, es posible que tu hijo haya inventado este amigo para superar alguna contrariedad, pero, en principio, no debería ser muy grave.
Así, para los psicólogos convencionales, los amigos imaginarios en la adolescencia son signo de inmadurez o, en algunos casos, de una neurosis incipiente. Sin embargo, la nueva generación de psicólogos considera que tener un amigo imaginario, aunque sea en la adolescencia, puede ser bueno y ayudar al chico a desarrollar la empatía, saber interpretar lo que pasa, especular, etc. También le puede ayudar a desarrollar sus habilidades comunicativas, expresar sus sentimientos o actuar de forma catártica, es decir, disminuyendo los comportamientos agresivos.
Por ejemplo, para Jean Piaget, psicólogo y biólogo suizo, tener un amigo imaginario no tiene nada que ver con la soledad o la superación de situaciones complicadas, sino con la capacidad creativa. Incluso hay estudios que han comprobado que los adolescentes con amigos imaginarios tienen una mayor habilidad social y empatía.
Por lo tanto, si ves que tu hijo no se encierra en su cuarto ni se pasa el día solo con su amigo imaginario, no debes preocuparte, aunque sí tratar de averiguar si intenta suplir algo con ese amigo. Solo debes preocuparte si se aferra tanto a ese nueva amigo invisible que deja de lado sus estudios, no quiere relacionarse con nadie más o ha empezado a mostrar comportamientos agresivos motivados por los deseos de su amigo imaginario. En esos casos debes acudir a un especialista.
Normalmente, cuando el adolescente ya no necesita la ayuda de su amigo imaginario, este desaparece.