No cabe duda del potente poder de atracción que tienen los juegos online para nuestros hijos. Y no pasa nada. El problema es la evolución de ese juego sin un control que le marque hasta dónde puede llegar. La regulación es competencia de los legisladores pero el vigilar lo que hacen nos corresponde a las familias. No te pierdas la opinión de nuestro experto, Carlos Represa.
