El confinamiento nos ha llevado a pasar muchas horas juntos, combinando las diferentes tareas y obligaciones. Las horas que pasamos con la familia nos aportan muchas cosas positivas pero también alguna dificultad, como la demanda excesiva de atención que reclaman nuestros hijos.
Los niños tienen una necesidad constante de llamar la atención, que surge por la inseguridad que les crea las situaciones nuevas
Muchas familias tienen miedo de que sus hijos puedan sentirse no atendidos y, por eso, responden de manera inmediata a sus demandas. Pero la clave es no atenderles siempre, sino enseñarles a saber cuándo y cómo.
Los niños tienen una a necesidad constante de llamar la atención. Probablemente esta necesidad surge por la falta de conocimientos que tienen y la inseguridad que les crean las situaciones nuevas. De alguna forma tienen que sentir que sus figuras de referencia están a su lado en cada momento que ellos hacen algo nuevo o hacen algo bien.
La aprobación por parte del adulto, además de satisfacerles y generarles felicidad, les proporciona motivación para volverlo a hacerlo. A veces necesitan que les atendamos mientras juegan. Otras veces simplemente necesitan saber que estamos cerca aunque no les prestemos atención.
En el momento que el niño siente que esto no es así es cuando trata de llamar nuestra atención y hacernos ver que no le gusta cómo estamos actuando.
El problema surge en la primera etapa, de 0 a 3 años, cuando esta necesidad de atención es mayor precisamente por ser más pequeños, y, además, el modo que tienen de expresar la necesidad suele ser con conductas que en educación denominamos “desadaptadas”. Al ser tan pequeños no tienen otro medio de comunicación, no saben hablar y expresar lo que les pasa. Esto les lleva a tener llamadas de atención del tipo: rabietas, enfados, falta de control de esfínteres…
Todas estas conductas, a pesar de ser diferentes y tener consecuencias variadas, tienen la misma raíz, es la llamada de atención, por lo que hay que trabajarlas del mismo modo. Ante una llamada de atención, sea cual sea, el método más eficaz para eliminarla y que el niño aprenda es ignorarle. Nos suele resultar muy complicado ignorar estas reacciones sobre todo cuanto tenemos presencia social pero es el modo de lograr su extinción.
Este sistema requiere una gran paciencia por parte de la familia. Además, hay que ser conscientes que para que realmente funcione hay que ignorarles desde el primer momento y ser capaces de aguantar hasta que el niño deja de comportarse de esa manera. En el momento que se les presta una pequeña atención, por muy pequeña que sea, diciéndoles “no hagas eso, ven aquí” o simplemente mirándoles ya están consiguiendo lo que quieren, que es nuestra atención.
Al niño en esta edad le da igual qué hacer con tal de llamar la atención, no le importa si la conducta está bien o mal lo importante es si nos tiene o no nos tiene. Es tarea nuestra hacerle ver que de esa forma no va a conseguir su objetivo.
Atención positiva
Son situaciones que se producen de manera repetida, que suelen resultar desagradables, y a veces difíciles de eliminar. Lo ideal es intentar evitar que sucedan o que sucedan en la menor medida posible. El modo de evitarlo es adelantarnos a esta posible respuesta dándoles lo que quieren, que es atención, pero una atención positiva. Esto significa tratar de darles esta atención dedicándoles tiempo solo a ellos.
Para lograr proporcionar una atención positiva será necesario seguir las siguientes pautas:
- Dedicar un tiempo al día exclusivamente para ellos: es importante dedicarles tiempo y hacerles sentirse queridos e importantes.
- Estar atentos ante las acciones positivas que realicen: para que sepan qué deben hacer debemos reforzar aquello que han hecho bien y que vean que de esa forma tienen nuestra atención.
- No responder, de manera inmediata, a cada llamada de atención que hagan. Debemos reflexionar si realmente es positivo hacerle caso en ese momento o mejor ignorarle, o incluso hacerle esperar. Los niños deben saber esperar y no tener nuestra atención en el momento que ellos quieren. Muchas familias dejan de hacer todo lo que están haciendo cada vez que el niño o niña les demanda y esto supone una acumulación de estrés.
- Enseñarles a respetar los momentos en los que se está prestando atención a otra persona. Por ejemplo, cuando se está hablando entre nosotros. Los niños tienen un radar especial y en el momento en el que nos ponemos a hablar aparecen demandando nuestra atención. Es muy importante enseñarles a respetar nuestros momentos y espacios. Esto no le frustrará, sino que le hará educado y paciente.
Por medio de la atención positiva les enseñamos cómo deben comportarse y prevenimos conductas no deseadas.
Conclusión
Ante llamadas de atención por parte de nuestros hijos, si no existe una causa justificada, debemos actuar de forma tajante para eliminarla, aunque esta actuación consista en la ignorancia.
Lo mas importante que debemos hacer es prestarles atención pero controlada y respetando siempre los espacios y momentos de los demás. Se trata de hacerles sentirse importantes pero enseñarles a que no son los únicos, siempre basándonos en el amor y el cariño, que serán la base de la confianza y la seguridad.