Seguramente existe más de un vínculo importante en nuestras vidas, pero si uno de ellos no es con nosotros mismos, quizás este artículo es para ti. Cuatro consejos para entablar una relación saludable con nosotros mismos, y/o para mantenerla y llevarla a lo más alto de su potencial.
Bienestar general, emocional y mental
Los dichos populares, la cultura actual, el sentido común y hasta la mismísima Biblia, nos hablan de la importancia de conservar una relación saludable con uno mismo siendo esta, a su vez, una columna esencial sobre la cual se construye nuestra capacidad de construir relaciones sanas con otras personas.
La cultura en la que estamos inmersos en este momento ha logrado fomentar este sentido del autocuidado, superando en este sentido a épocas predecesoras en donde el trabajo, la familia, la pareja y otros agentes externos ponderaban cuando de prioridades se trata. Esto es, por supuesto, haciendo una mirada constructivamente crítica y muy amorosa hacia el pasado, no desmereciendo.
Hoy, es sabida la importancia de esforzarse por construir una relación sólida y saludable con uno mismo, siendo esta fundamental para nuestro bienestar general, emocional y mental.
¿Cómo cultivar nuestra relación?
Si bien pareciera que a algunas personas les sale más fácil que a otras, vamos a dejar cuatro tips en los que vale invertir para poder cultivar esta relación tan importante, te cueste más o menos:
1. Autoconocimiento
Tomémonos el tiempo para conocernos a nosotros mismos, cuáles son nuestros valores, nuestras fortalezas, nuestras áreas de crecimiento, que nos gusta, que disfrutamos, que es lo que no queremos para nuestra vida.
Tomar contacto y conciencia de estas cuestiones nos ayudará a tomar decisiones más alineadas con nuestros deseos y necesidades, sin desviarnos tanto del camino por el que queremos ir o del lugar al que queremos llegar como individuos.
Cabe remarcar que tener relaciones estrechas y comprometidas con otras personas también contribuye a nuestro viaje de autodescubrimiento: los vínculos con otros nos sirven de espejo muchas veces, y nos ayuda a estar más cerca (si estamos lo suficientemente abiertos) de aquellas aristas que podamos descubrir y mejorar de esta única manera, en compañía de un vinculo intimo.
2. Autocuidado
Ponerse “primero” a uno mismo suele estar asociado con cierto parámetro egoísta para con los demás. Pero, la realidad es que probablemente estar cerca de otros si no cuidamos de nosotros mismos es en realidad el acto más “egoísta” de los dos.
Cuidar de uno mismo física, emocional y mentalmente implica muchas cosas, entre ellas poder aprender a poner límites sanos, a decir “no” cuando es necesario, a aprender a estar solos y a gusto, aprender a expresarnos de forma asertiva, a destinar tiempo al ocio y al desarrollo personal, establecer rutinas de beneficiosas para uno, cuidar la alimentación y el estado físico, y podríamos seguir enumerando.
En pocas palabras, no se trata de ser “más importante que los demás” de ninguna manera, sino que se trata más bien de tenerse a uno mismo en cuenta en el diario vivir y a la hora de tomar decisiones.
3. Aceptación
La aceptación no se trata de trazar un límite a nuestras posibilidades de aprendizaje y mejoría en la vida. No tiene que ver con aceptar todo lo que soy y, por lo tanto, conformarme con esto, sino que se acerca más a la idea de aprender a aceptarnos y amarnos como somos, incluyendo virtudes y defectos.
Podemos “abrazar” nuestros defectos pero sin estancamiento, sino con comprensión hacia los orígenes de estos pero con ganas de poder optimizar y capitalizarlos en algo aún más positivo y saludable para nosotros y para quienes nos rodean.
La autocrítica excesiva puede ser perjudicial para nuestro yo interno, y también la pasividad o conformismo excesivo pueden ir en detrimento de nuestro crecimiento personal.
Es por ello que, trabajar en nuestra persona, sin juzgarnos negativamente de forma continua, entendiendo nuestra historia pero queriendo capitalizar para mejor, se puede considerar como un sano punto medio para vernos a nosotros mismos con más cariño y más coherencia.
4. Celebremos
Esta idea implica celebrar nuestros logros, sí, pero mas que nada implica celebrar los pequeños progresos que hacemos a diario con nuestra persona, mimándonos y alentándonos en el proceso.
No sólo los grandes acontecimientos merecen celebración. Quizás, celebrar que hoy hice algo por mi que me costó hacer, entendí algo de mi misma durante el día, fui comprensiva con mi persona cuando tuve ganas de ser autoexigente… Quizás parezcan pequeñas cosas, pero aunque se vean como pequeños para muchos, son grandes pasos hacia una mejor relación conmigo misma.
Entrenar la creatividad realizando conexiones entre ideas y conceptos que parecen no tener relación entre sí es una técnica de pensamiento lateral que puede ayudarnos a encontrar soluciones originales y creativas.
No dejemos de mimarnos, de no negarnos el disfrute, de aceptar las cosas buenas, de mirar para adentro, de ser introspectivos, de cuidar nuestros tiempos y nuestro cuerpo, de desarrollar nuestras potencialidades y pasiones, de dejar entrar a otros mientras aprendemos a pasar tiempo en soledad.
Quizás parece mucho, pero con un pequeño acto consciente al día, nos estaremos acercando un poco más a ese yo interior con quien queremos entablar, mantener o potenciar un vínculo. Al final del día, es con quien pasamos y pasaremos la mayor parte de nuestras vidas.