Dormir es fundamental para la salud y el bienestar. En la niñez y adolescencia, la duración adecuada de sueño es esencial para el óptimo desarrollo del niño. También se ha relacionado con el funcionamiento mental y los logros académicos satisfactorios, pero ¿qué sucede cuando se desvelan o cambian los horarios de sueño?
Por cada hora que se incrementa la duración de sueño, se reduce un 9% la obesidad y el sobrepeso
Dormir poco, retrasar la hora de acostarse o variar los horarios de sueño son variables relacionadas directamente con:
- Un aumento de la adiposidad.
- Una mayor ingesta de alimentos calóricos,
- Una preocupante obesidad en la infancia, en la edad escolar y en la adolescencia.
La privación del sueño está asociada con alteraciones hormonales que regulan:
- El consumo de calorías.
- La elección de alimentos.
- La disminución de la actividad física.
- La regulación del apetito.
- El aumento del apetito.
Dormir menos se relaciona con hábitos dietéticos poco saludables, por lo que si no descansamos bien:
- Se ingieren más alimentos.
- Se incrementa la percepción del hambre.
- Se eligen alimentos con más calorías.
- Se incrementa el consumo de bebidas azucaradas.
En un estudio realizado con adolescentes, después de 5 noches de restricción del sueño se observó que todos optaron por comer más alimentos calóricos.
Riesgo de obesidad
Se incrementa en un 58% el riesgo de tener sobrepeso u obesidad si:
- Los mayores de 10 años duermen menos de 9 horas.
- Los de 5 a 9 años duermen menos de 10 horas.
- Los menores de 5 años duermen menos de 11 horas.
Otro factor a considerar, es la variabilidad en el horario de acostarse sobre todo entre semana y fines de semana. Un estudio asoció a esta variabilidad mayor adiposidad y peor salud metabólica (riesgo para obesidad y diabetes tipo 2) en escolares y adolescentes, independientemente de la duración del sueño.
También se observó que personas con un patrón recurrente de “acostarse tarde / levantarse tarde” tiene mayor probabilidad de tener sobrepeso. También corren más riesgos quiénes están más tiempo frente a pantalla y realizan menos actividad física que quienes suelen “dormir más temprano / levantarse temprano”.
Cuando hay cambio en la hora de acostarse y despertarse, se observó un aumento en el consumo de bebidas azucaradas (refrescos, jugos, yogurt) y un aumento de la preocupación por la comida, que a largo plazo puede llevar a obesidad y riesgo de diabetes tipo 2 en la niñez, adolescencia y en la vida adulta.
¿Qué puede ocasionar que una niña, niño o adolescente duerman menos?
- Diferentes estudios han demostrado que tener un televisor en la habitación de un niño o niña se asocia con una disminución de 31 minutos en la duración del sueño.
- En adolescentes, por cada hora que destinen al uso de computadora y ver la televisión hay una disminución de 3.6 minutos en la duración del sueño.
- En la niñez, el alto uso de pantallas se asocia con una corta duración de sueño, disturbios en el sueño y despertarse constantemente durante la noche.
¿Qué sucede cuando se duerme bien?
Se sabe que por cada hora que se incrementa la duración de sueño se reduce un 9% la obesidad y el sobrepeso. Adolescentes de 10 a 13 años que duermen de 9 a 10 horas diarias y de 14 a 15 años que duermen de 8 a 9 horas al día, presentan menor riesgo de diabetes tipo 2, riesgo cardiovascular y de hígado graso no alcohólico.
¿Cuáles son las horas sugeridas de sueño saludable en la niñez y adolescencia?
De acuerdo a la National Sleep Foundation’s
Edad | Horas recomendadas |
0 a 3 meses | 14 a 17 horas |
4 a 11 meses | 12 a 15 horas |
1 a 2 años | 11 a 14 horas |
3 a 5 años | 10 a 13 horas |
6 a 13 años | 9 a 11 horas |
14 a 17 años | 8 a 10 horas |
18 a 25 años | 7 a 9 horas |
Finalmente, como recomendación general, es esencial establecer un regular y consistente horario de sueño desde la niñez temprana con la finalidad de intentar lograr la regulación metabólica y reducir el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y riesgo cardiovascular.