El compromiso de las familias con la educación para la sostenibilidad en nuestros hijos

Educar en valores ambientales es un responsabilidad urgente de las familias

eco
Puntuar artículo

Abordar la sostenibilidad en la educación es una misión transformadora, activa, proyectada al futuro, al servicio de los demás. No es un cursillo o una moda que se vincule como novedad a los currículos, ni siquiera es transversal. Es una manera de ser y estar en el mundo que se aprende como otros valores importantes. Queramos o no, somos modelos, nuestros hijos nos miran. Una vez más, la conclusión no es qué tienen que hacer los otros, sino qué tengo que hacer yo, y asumir la manera de ser y estar en el mundo.

«El cuidado del mundo está en mis manos, no está en manos de otros»

Durante la Semana de acción climática en la ONU,  millones de jóvenes se manifiestan para pedir medidas contra el cambio climático. Desde el punto de vista de la educación nos lo ponen fácil, están sensibles y preocupados por cuidar el mundo. Los niños son nativos en lo que nos socializamos, pueden ser montañeros porque desde pequeños les llevamos al monte, pueden ser “mozartianos” si escuchan Mozart desde pequeños…

El espacio y el tiempo en el que nosotros estamos insertos forman parte del proceso de construcción de nuestra identidad personal. Lo material, lo temporal es un trozo de mi esencia, por eso las raíces, el pueblo o ciudad, tu generación, tu historia o tu momento te constituye como eres.

Seríamos distintos si hubiésemos nacido en otro momento u otro lugar porque hay una corriente que es toda tu genealogía de referencia cultural que te conforma como eres. Esto es lo que permite decir los japoneses o los españoles son así, cada uno es diferente, pero este “son” hace referencia al contexto en que tú has incorporado las distintas existencias, vivencias, ideas, etc… y no nos hemos dado cuenta.

Como decía al comienzo, los jóvenes piden realidades, la realidad está ahí y estamos insertos en ella para bien o para mal. Los problemas del desarrollo, del desarrollo sostenible, el transporte contaminante, el derroche de energía, la desforestación, el aprovechamiento de los recursos… están ahí, pero vivimos de espalda a estas realidades.

El cuidado del planeta está en mis manos, no está en manos de otro. Esto debo asumirlo en primera persona y lo he de traducir en acciones concretas de mi vida diaria. Como acciones de luz, agua, de consumo, de deshechos que den una idea de cómo lo tengo incorporado. Debemos de pensar cómo nos relacionamos con la realidad, pensar que puedo saber de mí mirando a la realidad porque en ella es donde encuentro respuestas a inquietudes, dificultades, progreso, etc… Educar de esta manera es un modo sensible de educar porque eres tú quien creces, eres tú quien verdaderamente te conformas cuando integras esta realidad dentro de ti.

La realidad tiene uno componentes que son sorprendentes, porque parece que la realidad es solo física, química y biológica, pero la realidad además de las ciencias es la literatura, el arte, la música lo que viene siendo “las letras” y la ética, la justicia, … “la vida”, hay árboles, plantas, minerales y personas. Así que lo ecológico no sólo son los colores de las basuras, lo ecológico es nuestra redacción, nuestro modo de entender al otro, el respeto a las historias, las tradiciones, las diferentes formas de manifestar el interior de cada una de las personas y educar con una cabeza capaz de asumir y entender las distintas formas de expresión y con un corazón que quepa el diferente, el distinto, el contrario, el opuesto, esto es una educación más completa. Quien tiene esa capacidad y muestra con su ejercicio este amor a cada uno, tiene asegurado el comprender a los demás y, si se comprende, podemos mejorar.

Patricia Cigaran

Experta en Educación / España

Experta en Educación Familiar con más de 20 años de experiencia en la dirección de colegios infantiles.