Riesgo alimentario en el entorno familiar: obesidad infantil

Riesgo alimentario en el entorno familiar: obesidad infantil

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En las últimas décadas, la obesidad infantil y en adolescentes se ha convertido en un problema de salud pública a nivel mundial. La obesidad infantil aumenta el riesgo de continuar con la obesidad en la adultez, incrementa el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, renal y cáncer, lo que conlleva a un aumento también de la mortalidad y muerte prematura.

El ambiente de crianza es fundamental para generar estrategias de prevención que eviten la obesidad

Más del 85% de las personas con diabetes tipo 2 tuvieron sobrepeso u obesidad. En la niñez y adolescencia, la incidencia de diabetes tipo 2 se ha incrementado considerablemente debido a la obesidad en las primeras etapas de la vida. Identificar los factores de riesgo de la obesidad infantil y en la adolescencia es esencial para incluir estrategias de prevención; el ambiente es uno de los factores esenciales.

El riesgo alimentario en el entorno infantil son todas aquellas conductas y espacios físicos que ponen en riesgo la salud nutricional de las niñas, niños y adolescentes, en este caso para el desarrollo de la obesidad y con ello de otras enfermedades no transmisibles como diabetes tipo 2, hipertensión arterial y el hígado graso no alcohólico, entre otras. Por entorno infantil se integran la familia, la escuela, el gimnasio, la comunidad y todo lugar donde se desenvuelven niños y adolescentes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) declara que la opción más viable para poner fin a la epidemia de obesidad es la prevención mediante la identificación y la modificación del riesgo alimentario.

  • Diabetes gestacional: diversos estudios sugieren que la diabetes durante el embarazo (diabetes gestacional) incrementa el riesgo de sobrepeso en los bebés.
  • Mamá con sobrepeso antes del embarazo: existen datos consistentes de que comenzar el embarazo con sobrepeso será un factor de riesgo para que estos desarrollen obesidad infantil.
  • Sobrepeso materno durante el embarazo: el aumento de peso excesivo durante el embarazo es un factor de riesgo para la obesidad infantil también.
  • Ganancia de peso rápida a los 3 meses de edad: se relacionó con el desarrollo de sobrepeso en la adolescencia.
  • Alimentar al bebé con fórmula infantil: se sabe que bebés alimentados desde el nacimiento con fórmula infantil ganan más peso de manera rápida y excesiva.
  • Dar alimentos sólidos antes de los 4 meses de edad: bebés que son alimentados con leche de fórmula infantil y que tomaron alimentos sólidos antes de los 4 meses de edad tienen más riesgo de desarrollar obesidad a los 3 años.
  • Transición retrasada entre el biberón y la taza: el uso inapropiado de biberones (agregar cereal, las bebidas azucaradas…) y retrasar el uso de taza pueden ser factores de riesgo para la obesidad infantil.
  • Premiar con alimentos a preescolares para terminar la comida: impacta de forma negativa en identificar señales de hambre y saciedad, y se asocia con un mayor aumento de peso.
  • Decir “te paras de la mesa hasta que te lo acabas”: preescolares con estas indicaciones en la mesa tienen una menor sensibilidad a las señales fisiológicas de saciedad lo que a la larga ocasionará el aumento de peso.
  • Servir porciones más grandes a preescolares: tienden a comer bocados más grandes, lo que lleva a promover un mayor consumo de alimentos y tener también una ganancia de peso excesiva.
  • Consumo de bebidas azucaradas: estimula la preferencia por sabores dulces, lo que lleva a un acostumbramiento del paladar. También se sabe que producen menor saciedad debido a que son líquidas en comparación con un alimento sólido.
  • Pocas comidas familiares a la semana en el hogar: se sabe que entre más comidas familiares hay un efecto positivo para el consumo de alimentos sanos y un menor consumo de bebidas azucaradas tanto en la niñez como en la adolescencia.
  • Comer en restaurantes de comida rápida: se relaciona con un mayor consumo de alimentos altos en grasa, azúcares simples y calorías en comparación con quienes comen comida casera, lo que promueve el aumento de peso y el riesgo de diabetes tipo 2 y alteraciones metabólicas.
  • Venta de productos ultraprocesados en la escuela: existe una fuerte relación entre la venta y el consumo de productos con azúcar añadida, grasas saturadas, grasas trans y sodio con la obesidad infantil y en la adolescencia. Se tiene el dato de que el 35% de los productos que se venden en las máquinas de alimentos son altos en grasa.
  • Vivir cerca de tiendas de conveniencia: hace más fácil la disponibilidad a productos ultraprocesados, y con ello el consumo, lo que obstaculiza seguir una alimentación sana y mantener o perder peso corporal.
  • Tener una televisión en el dormitorio: aumenta la tendencia a comer alimentos de alta densidad energética, continua la influencia de la publicidad de alimentos poco saludables en los programas y reduce el tiempo de sueño.
  • Tener juegos electrónicos en el hogar: tienen 2,5 veces más de probabilidad de tener un bajo nivel de actividad física en comparación con niños y niñas sin videojuegos en la casa lo que puede llevar a la obesidad infantil.
  • Escuelas con menos de 2 horas por semana de clase de educación física: en primarias con mayor tiempo de actividad física hubo menor sobrepeso en niños.
  • Tamaño pequeño de la escuela: un número insuficiente de instalaciones deportivas probablemente limitará la oportunidad de realizar ejercicio físico, lo que llevará también a la obesidad infantil y en la adolescencia.
  • Dormir poco: desde la infancia hasta la edad escolar se asoció con un aumento de obesidad. Por cada hora que se incrementa el sueño, se reduce un 9% el riesgo de sobrepeso y obesidad.

La identificación del riesgo alimentario permite establecer estrategias para su modificación y prevenir o incluso atender la obesidad infantil y en la adolescencia. Establecer un ambiente sano para el desarrollo óptimo y libre de riesgos en el desarrollo de enfermedades es responsabilidad de cualquier persona adulta que esté a cargo del cuidado de un niño o un adolescente, sin importar el lugar, el tiempo y la relación personal.