Son muchos los valores y enseñanzas que debemos transmitir a nuestros hijos. Uno de ellos, fundamental para que tenga éxito en la vida, es la responsabilidad, ya que las personas responsables son capaces de reflexionar antes de actuar y tomar decisiones correctas.
Ser responsable es esencial para evitar peligros y saber tomar decisiones
La responsabilidad es una cualidad que, en parte, va ligada al carácter de la persona y al orden de nacimiento. Así, los primogénitos suelen ser más serios y responsables que los pequeños, que son, normalmente, más alocados. Pero, además, la responsabilidad es un valor que puede, y debe, enseñarse desde pequeños ya que aporta múltiples beneficios:
- Permite evitar ciertos peligros al reflexionar antes de actuar.
- Ayuda a valorar las consecuencias de cada acto y a aceptar la responsabilidad por las mismas.
- Permite tomar decisiones son la interferencia de los demás, apropiadamente y dentro de las normas sociales.
- Nos ayuda a superarnos y mejorar, así como a ser autosuficientes y tener más autoestima.
¿Cómo enseñarles a ser responsables?
Enseñar responsabilidad es, básicamente, enseñar a saber escoger entre diferentes elecciones sabiendo que cada una de ellas tiene sus propias consecuencias, de las que luego hay que responsabilizarse.
Un niño responsable es capaz de
- Conseguir sus propios objetivos sin pisar a nadie.
- Reconocer sus errores.
- Pedir perdón.
- No echar la culpa a los demás.
- Decidir por sí solo.
- Realizar las tareas de la casa y el colegio sin que nadie le obligue a ello.
- Etc…
Para enseñar responsabilidad a tus hijos debes seguir los siguientes consejos:
- Asígnale desde pequeño diversas tareas de la casa, acordes a su edad y sus capacidades.
- Dale autonomía para que se vista, coma, haga la cama… No debes hacerlo todo tú por él.
- Establece una serie de normas y límites y enséñale cuáles son las consecuencias si no las respeta.
- Motívale y elógiale cada vez que se comporte responsablemente, incluso aunque haya cometido un error. Es más importante que lo reconozca y pida perdón que el fallo en sí.
- No le subestimes ni le sobreprotejas, deja que tome sus propias decisiones y cometa sus propios errores.
Ayúdale a tomar decisiones valorando las consecuencias de cada elección para que aprenda a hacerlo solo más adelante.