El inicio de un nuevo año, más allá de ser solo una fecha en el calendario, se convierte en una oportunidad para detenernos y apreciar todo lo que hemos vivido, aprendido y logrado a lo largo de los últimos doce meses.
Es un momento propicio para practicar la gratitud, un valor que muchas veces pasamos por alto en medio de nuestra ajetreada rutina diaria.
Uno de los mayores regalos que podemos otorgarnos a nosotros mismos, es el poder ver la vida a través del prisma de la gratitud
Agradecer no solo por las victorias y los logros del año que pasó, sino también por los desafíos que nos han enseñado lecciones valiosas, por las personas que han estado a nuestro lado en los momentos difíciles y por las oportunidades que nos han permitido crecer y evolucionar como individuos.
Un cierre en gratitud que guía nuevos comienzos
Al finalizar un nuevo año, es normal que hagamos los famosos balances de año. Es habitual preguntarnos si logramos lo que no habíamos propuesto alcanzar, qué tan productivos fuimos, si cambiamos o si no, si crecimos en determinados aspectos o áreas de nuestras vidas, o si todo “siguió igual”.
Pero más allá de este cuasi inevitable autochequeo, esta vez queremos hacer una invitación a transitar el principio del año nuevo, parados desde la gratitud.
Así como resulta inevitable meditar más o menos sobre lo que fue nuestro año, resulta imposible no encontrar algo por lo que estar agradecidos.
El año pudo haber sido más sencillo o más complejo para unos o para otros, pero siempre contiene algo por lo cual agradecer: ya sea haber conocido personas que nos hacen bien, haber pasado momentos felices y disfrutables, haber descubierto algo relevante para nuestras vidas, incluso haber soltado algo que nos cargaba, haber pasado a otra etapa, habernos equivocado y aprendido, o haber cambiado algo (por difícil que haya sido.
Ya sea que tengamos en nuestro haber muchas gratitudes o que nos cueste un poco más encontrarlas con facilidad, te dejamos algunas propuestas para poder iniciar este 2024 con la gratitud a flor de piel y bajo el brazo:
1. EMA en casa:
En los santuarios japoneses, es costumbre escribir deseos en una pequeña tablita de madera llamada EMA, que son colgadas en los templos a la vista de todos los ingresantes.
Poder armar nuestras propias EMA en casa y colocarlas en una guirnalda, en nuestro árbol de navidad o en una pared, es una idea que puede incluso extenderse a los que visitan nuestro hogar, llenando así nuestra casa de deseos para el año próximo.
Podemos incluso cambiar los deseos por agradecimientos, o quedarnos con los deseos y comprobar que muchos de nosotros compartiremos ciertos anhelos. No estamos solos y eso también constituye un gran motivo de gratitud.
2. Extender gratitud:
Una forma de extender nuestra gratitud a otros es realizando actos de servicio para quienes más lo necesitan.
Poder acercarnos a personas de la calle, contribuir con voluntariado o de forma económica a alguna ONG, o involucrarnos en su trabajo, puede ser una gran manera de ayudar a otros a que también sumen motivos de gratitud a lo que queda de su año.
También, podemos “empezar por casa” y acercarnos intencionalmente a quienes tenemos cerca y sabemos que necesitan una mano especial, o ser más conscientes al preguntar cómo están quienes nos rodean: seguramente también necesiten ayuda con algo y nosotros simplemente aún no lo sabemos. La bondad puede generar un círculo de gratitud
3. Gratitud empaquetada:
Si bien sabemos que lo material no es lo más importante, muchas personas valoran fuertemente recibir un regalo o detalle. No se trata tanto del que, si no del gesto de poder darlo y de la alegría de quien lo recibe.
Poder hacer un pequeño presente a personas con quienes nos sentimos agradecidos, es un gran mimo. No hace falta gastar dinero tampoco: se puede armar un regalo casero, regalar un gajito de una de nuestras plantas de casa, cocinar algo rico o incluso escribir cartas de agradecimiento.
4. Momento de gratitud:
Poder dedicar un momento del día a recordar aquello que nos acerca a la gratitud, puede ser una gran manera de mantenernos conectados al agradecimiento. Al ser algo no solemos hacer regularmente, resulta un buen ejercicio. Quizás puede ser un momento antes de la cena, quizás puede ser a través de la meditación para quienes disfruten de ella, quizás puede ser un diario de gratitud en donde podamos escribir un agradecimiento por día.
Dedicar tiempo a agradecer, puede ser un diferencial para este año
4. Planificación con gratitud:
Al hacer planes para el próximo año, hacerlo desde la perspectiva de la gratitud, reconociendo las oportunidades que se presentarán y anticipando el aprendizaje que estas experiencias nos brindarán. Sin duda es el momento propicio para cerrar el ciclo del año vivido, guiados por la ilusión de nuevo comienzo lleno de posibilidades.
En definitiva, la gratitud es una forma de ver la vida: una mirada que nos mantiene conectados con lo positivo, lo que sí tenemos, lo que sí se logró, lo que somos y hacia dónde queremos ir. Una mirada que se aleja de lo que nos falta, de la autoexigencia de la queja y el victimismo, y nos acerca a un centro saludable para con nosotros mismos, para con nuestra vida y para con los demás.
Que este inicio de año esté lleno de gratitud, y que esa gratitud nos acompañe durante todos los días venideros. ¡Feliz 2024, que este nuevo año esté lleno de gratas experiencias y nuevas oportunidades para todos!