La convivencia entre hermanos de diferentes padres

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Si ya es complejo conseguir que los hermanos se lleven bien y no discutan, mucho más puede serlo si hablamos de hermanastros o familias reconstituidas.

Las familias reconstituidas

Actualmente, es muy común que una pareja con hijos se divorcie y uno o ambos padres vuelvan a casarse y tengan nuevos hijos, por lo que sus hijos pasan a tener lo que comúnmente se llama hermanastros, una palabra que, tradicionalmente, se asocia a connotaciones negativas. ¿Quién no odiaba de pequeño a las hermanastras de Blancanieves?

Sin embargo, lo cierto es que esos hermanastros o medio hermanos deben considerarse como hermanos igual que si fueran de padre y madre, es la clave para crear un vínculo entre ellos y lograr que se quieran igual que si compartieran ambos padres.

De hecho, lo habitual hoy en día es hablar de hermano, nunca de hermanastro, para evitar esas connotaciones negativas. Y, cuando existe una relación cercana, incluso viviendo juntos a diario, es normal que ellos se consideren hermanos y se llamen así.

Sin embargo, no siempre la relación es tan cercana y pueden surgir problemas ante los que hay que saber cómo actuar. Es posible que se lleven muchos años, que uno sienta celos del otro, que apenas se vean, que haya habido problemas entre los progenitores que acaben afectando a los hijos, que tengan educaciones, valores y gustos muy diferentes

¿Cómo conseguir que dos hermanastros se lleven bien?

1. Explícale desde un primer momento los cambios que se avecinan.

Si va a vivir en otra casa, si tiene que cambiar de colegio, si va a vivir siempre con el nuevo hermano… Y responde a todas sus dudas y cuestiones con sinceridad y calma. Es importante que note tu apoyo.

2. No trates de minimizar lo que siente o restarle importancia.

Para él hasta el más mínimo cambio puede ser importante, no juzgues sus emociones desde tu punto de vista de adulto. Intenta ponerte en sus zapatos.

3. La primera vez que sea conozcan es muy importante.

Trata que sea en un ambiente distendido y agradable. Puedes llevarles al cine, un parque de atracciones… algún sitio divertido para que lo asocie con algo bueno. Y si es un nuevo hermanito que nace, intenta que la gente le pregunte y le haga caso y muéstrale lo importante que es ser un hermano mayor.

4. No dejes que el nuevo hermano cambie por completo vuestra relación.

Intenta que sigáis haciendo las mismas cosas y reserva un tiempo para vosotros dos. Que se haya agrandado la familia no significa que de vez en cuando no puedan hacer algo ellos solos con su «padre» o su «madre». Así se fortalecerá también vuestro vínculo, que se puede ver afectado por tanto cambio.

5. Respeta sus pertenencias y no le exijas que comparta absolutamente todo con su nuevo hermano.

Es mejor que esas ganas de compartir nazcan de él a medida que vaya cogiendo confianza y afecto hacia su hermano. Cuando se lleven bien, no tendrá problema en compartir con él para jugar juntos, pero nunca hay que forzar ni obligar. Deja que, de primeras, no tenga que compartir sus objetos favoritos si no quiere.

6. Evita las comparaciones, son malas incluso entre hermanos.

Cada persona es especial a su manera y es algo que debemos inculcar a los más pequeños. Ser distintos está bien, pero cada uno debe sentirse apoyado en casa.

7. Las normas y límites deben ser las mismas para todos.

Trata de educarlos y portarte con ellos igual, aunque ajustándose siempre a sus edades y personalidades. De igual modo, ambos deben tener responsabilidades que deben cumplir.

8. Cuando peleen entre ellos, no te pongas de parte de ninguno.

Intenta que ellos mismos resuelvan sus problemas hablando, nunca a gritos o peleas. No permitas las faltas de respeto.

9. Muéstralos a todos el mismo amor y afecto.

Si todos se sienten igual de queridos y comprendidos, es menos probable que surjan celos y resquemores entre ellos, facilitando su relación. Evita los privilegios.

10. Fomenta la comunicación.

Los problemas se resuelven hablando, así que es importante que seáis capaces de contaros lo que os preocupa y molesta para resolverlo antes de que cree un problema mayor. La comunicación y el amor son la clave para conseguir que se acaben queriendo igual que si tuvieran el mismo padre y madre.

Irene García Pérez

Periodista / España

Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.