Te contamos de qué manera podemos promover la tolerancia y luchar contra la discriminación, desde nuestro lugar.
Declaración de principios
La tolerancia consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas de nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos
Desde 1996 y hasta el día de la fecha, en este mes de noviembre se celebra el Día Internacional de la Tolerancia. La Asamblea General de las Naciones Unidas invita a los Estados Miembros a que, dedique un día a la celebración oficializada, con el propósito de fomentar el respeto, la comprensión y la tolerancia entre diferentes culturas y pueblos.
Si bien la tolerancia es algo que se construye día a día, acción en acción, este día es una oportunidad para promover la tolerancia y la coexistencia pacífica en todo el mundo. Entonces ¿Cómo podemos luchar contra la intolerancia desde nuestro lugar?
1. Educación:
Promover la educación y la sensibilización sobre el tema, generando conciencia y claridad frente a los desafíos que enfrenta la diversidad, fomentando el respeto y la comprensión de las diferencias.
No hace falta ser docente para educar en el tema: podemos generar consciencia en nuestra casa, a nuestros hijos, podemos ponernos firmes frente a comentarios discriminatorios a nuestro alrededor o a desigualdades de oportunidad, entre otros.
2. Inclusión:
Crear espacios inclusivos donde todas las personas se sientan bienvenidas y respetadas, independientemente de su origen, raza, religión, orientación sexual, etc.
No se trata únicamente a generar espacios literalmente, sino a que los espacios que ya tenemos se vuelvan de bienvenida para todos.
Promover que nuestra casa y familia sea un lugar de refugio, diálogo abierto, entendimiento mutuo e inclusión para otros los que vienen a ella, puede ser un gran comienzo. Desde donde estemos, promovamos la empatía, compasión, compresión a las experiencias ajenas y la igualdad de oportunidad, desde la palabra y desde el ejemplo.
3. Denunciar:
Ser inflexible ante actos de discriminación y trabajar para que se tomen medidas en contra de los responsables, es necesario. Poder tomar este punto con responsabilidad, criterio y cuidado resulta fundamental. Y, también su promoción: poder conversar sobre la necesidad de denunciar la discriminación con nuestros hijos y amistades, habilitar la charla y generar conciencia, puede ayudarnos a todos a seguir abriendo los ojos respecto a este tema.
4. Legislación:
Quizás no entra dentro del estilo de movilización de todas las personas, pero si así es, trabajar para promover leyes y políticas antidiscriminatorias que protejan los derechos de las personas y combatan la discriminación y los estereotipos, puede ser un enorme aporte activo a la causa. A su vez, podemos involucrarnos en actividades y organizaciones que promuevan la diversidad y la inclusión para así seguir creando cambios positivos en la sociedad.
No es necesario que tengamos trabajos más “influyentes”, o nos movamos en círculos de poder para promover la igualdad y tolerancia. Quizás tenga sabor a poco, al lado de todas las políticas y legislaciones nacionales e internacionales que se pueden llevar a cabo y que el tema necesita y requiere.
La verdad es que a diario podemos incurrir en acciones intolerancia, en la vida cotidiana, en comentarios, miradas, rechazos y formas. Y si bien la historia no se puede desandar, lo cierto es que sí podemos aprender de ella y predicar otra manera con el ejemplo, desde casa, en nuestros círculos y fuera de ellos, para así poder continuar con el cambio.
En lo que a diversidad respecta, lo único con lo que estaría bueno que seamos intolerantes, es con la intolerancia.