Con la llegada de los smartphones para nuestros hijos, la llamada es secundaria, lo importante es estar comunicado a través de las diferentes redes sociales y de las aplicaciones.
Todo lo que nos ofrecen como oportunidades, en lo que se refiere a comunicarse y aprender, puede quedar relegado por los peligros que conllevan. Por eso, conviene hacer un uso responsable de la tecnología.
El comienzo de curso es momento de establecer nuevos objetivos, entre otros, el uso responsable de la tecnología
Partimos de la base de que este no es un entorno del todo seguro y debemos ayudar a nuestros hijos a que recurran a su sentido de responsabilidad para darse cuenta de que las redes sociales no son un juego sino una ventana abierta a la intimidad. Debemos actuar en este contexto con prudencia y respeto, tanto con el entorno como con los demás.
Normalmente comparten datos personales y familiares, fotos, localización, contenidos de conversaciones privadas… lo que conlleva un gran riesgo que les deja indefensos y vulnerables. Cualquiera puede acceder a esos datos, tanto amigos como personas ajenas que tienen a mano su información. Han de estar muy atentos y debemos ayudarles para que lo estén también, cuidando la intimidad y el respeto de uno mismo y el de los demás.
Debemos ayudarles a evitar cualquier acoso a través de las redes sociales. Están surgiendo diferentes tipos de acoso como el sexting, grooming, ciberbullying, ciberviolencia de género, etc. que les pueden hacer mucho daño
Controlar los tiempos de uso de la tecnología
Uno de los primeros puntos de partida puede ser saber controlar y medir los tiempos de uso. Para ello, el mejor modo es ser ejemplo para nuestros hijos. A la hora de establecer los criterios y normas debemos pensar que nosotros estamos obligados a cumplirlas y ser coherentes. No podemos olvidar que educar con el ejemplo no es una manera de educar, es la única forma.
Les puede resultar difícil diferenciar el entretenimiento del mundo digital y el del mundo real. Debemos ayudarles a encontrar el equilibrio entre las actividades para que vean lo positivo que tiene cada uno de los mundos.
Atención a los videojuegos
Entre todos los videojuegos que existen, unos son más positivos que otros. Para comprenderlos mejor es aconsejable probarlos y disfrutarlos en familia. Veremos que se pueden jugar con otras personas, que no siempre son conocidas. Es importante tenerlo en cuenta según la madurez de nuestros hijos para que puedan tener la capacidad de saber con quién pueden interactuar y con quién no.
De igual manera, es importante conocer el grado de violencia y dureza de las escenas que forman el videojuego y sus personajes, y valorar si son adecuados a la edad y madurez de ellos. Nos ayudará a enseñarles conceptos sobre protección, como las contraseñas, sobre seguridad, distinguir con quién pueden jugar y con quién no y sobre ciberacoso.
Planes en familia
En muchas familias teníamos establecida la noche del viernes o sábado para ver una película y cenar algo especial. Adaptándonos a los tiempos de hoy podemos establecer uno de los dos días para jugar con videojuegos, donde podamos disfrutar toda la familia. Otra posibilidad es apostar por juegos clásicos de la vida real, e incluso juegos de mesa digitales, para que puedan conocer las ventajas de los dos mundos, digital y real.
Cada familia tenemos nuestro propio equilibrio y por eso debemos trabajar para encontrar el más adecuado. Cuando hablemos sobre ello debemos ser conscientes de las actividades que realizamos dentro y fuera de internet.
No podemos perder de vista que el mundo digital y el analógico no son incompatibles. Se puede solapar uno con otro, por ejemplo, cuando utilizamos un buscador para encontrar una receta que podamos cocinar en familia.
Con todo ello, lo importante es sumar conociendo las ventajas de cada uno de ellos con el uso responsable, el cual deben aprenderlo de nuestra mano.