La adolescencia es una etapa considerada difícil para toda la familia. Seguro que habrás escuchado historias donde un adolescente mentía a sus padres o tenían un comportamiento conflictivo. En la actualidad, a todo esto se ha sumado el uso abusivo de las pantallas y dispositivos electrónicos, sobre todo, el uso del móvil.
No, no es buena idea que mires el móvil de tu hijo adolescente
En el momento en que los padres no saben qué está ocurriendo en la vida de sus hijos porque la confianza no está bien en la familia, tienen la idea de revisarle el móvil para poder conocerle más o, quizá, para averiguar algo más de sus vidas. Saben que los adolescentes pasan mucho tiempo mirando su móvil y ellos sienten que no los conocen… que hay demasiada distancia emocional. Pero, ¿qué debemos saber sobre este tema?
El móvil no es peligroso
Es posible que en algún momento hayas pensado que el móvil es peligroso para el desarrollo en la adolescencia, pero la realidad es que no es así. Lo que sí puede resultar peligroso son las aplicaciones que se descargan o el uso que hacen de ellas, ya que Internet tiene muchos peligros… pero solo si no se tiene un conocimiento adecuado del mundo digital.
Los adolescentes están creciendo en el mundo digital y lo han hecho viendo cómo todo se desarrolla a través de Internet. Las compras, las relaciones, el trabajo de sus padres y madres… todos estamos conectados y ellos también forman parte de ello. Pero es cierto que necesitan estar bien educados en cuanto a la utilización del móvil, teniendo en cuenta tres cosas importantes: confianza, conexión emocional y control flexible.
No mires el móvil de tu hijo adolescente
No, no es buena idea que mires el móvil de tu hijo adolescente, ¡de igual manera que no te gusta que miren entre tus cosas! Posiblemente, pienses que si lo haces es por su protección y que está más que justificado. En lugar de pensar en ese control que te gustaría tener, es mejor que trabajes la confianza y la comunicación.
Únicamente estaría justificado el mirar el móvil de tu hijo adolescente en caso de que sospeches que puede tener algún problema grave… Y, para ello, debes utilizar el sentido común. Pero aun así, antes de revisarle el móvil porque sospechas que puede estar ocurriendo algo malo, siempre, intenta hablar antes con los adultos de su alrededor, las familias de sus amigos y, por supuesto, con tu hijo/a.
Control no es espiar
Mirar el móvil ajeno de cualquier persona es como espirarle, pero tus hijos necesitan cierto control y, para conseguirlo, lo mejor es redactar un contrato para toda la familia sobre el uso de los dispositivos electrónicos. Deberá tener ciertas normas que variarán dependiendo de las necesidades que tengáis en casa.
Este contrato deberá ser comprobado asiduamente por si las necesidades van cambiando y se deben actualizar por otras que se adapten mejor a las circunstancias del hogar.
Antes de redactar el contrato es necesario que te informes sobre las aplicaciones que más emplean tus hijos, aunque no te gusten, como por ejemplo las redes sociales. Tener este conocimiento es la única forma de entender los peligros que pueden existir al otro lado de la pantalla.
Del mismo modo, es necesario que, una vez que tengas este conocimiento, hables con tus hijos para explicarles cómo funciona internet y los peligros que pueden encontrarse en caso de no hacer un buen uso. La comunicación con los jóvenes es fundamental en todas las familias para que la adolescencia no se vuelva una etapa complicada para todos.
La conversación sobre el móvil
Lo ideal es que se tenga una conversación sobre los dispositivos móviles antes de que tengan el suyo propio, puesto que los valores que queremos transmitirles los pueden olvidar pronto en cuanto empiezan a navegar. Por este motivo, hay que insistir y recalcarles los valores siempre que veamos que empiezan a quedarse en el olvido.
En el contrato, también es importante remarcar el tiempo que pasáis conectados toda la familia. No te centres en el uso que hacen los adolescentes sobre los móviles porque, en realidad, como adultos, también lo usáis y vosotros sois el mayor ejemplo para los jóvenes. Los adolescentes se fijan más en lo que haces que en lo que dices, por lo que no le exijas nunca algo que tú no eres capaz de cumplir o de ser un buen ejemplo.
Dentro del control del tiempo con el móvil, hay que ser lógicos y justos con la aplicación de normas. Por ejemplo, se sabe que la luz del móvil puede afectar al buen descanso nocturno o que cuando se está en la mesa en familia interfiere en una buena conexión emocional… por lo que estos dos momentos los dispositivos móviles pueden estar totalmente prohibidos.
Si el uso del móvil está interfiriendo en la vida de tu hijo o si se está convirtiendo en una adicción, es importante que se negocie una reducción progresiva del uso del dispositivo y el aumento del resto de tareas de la vida. En caso de que te encuentres que esto es demasiado difícil o que solo os genera conflictos en la familia, entonces será necesario consultar con un profesional que os guíe en el proceso.
El control parental no suele funcionar con un adolescente
Quizá sientas que el control parental te da poder en cuanto al uso del dispositivo, pero la realidad es que no suele ser muy buena idea su uso, sobre todo en la adolescencia, cuando empezarán a pedirte más intimidad. Por este motivo, es mejor educar que espiar… si no confías en ellos, ellos no confiarán en ti y siempre encontrarán la forma de conectarse de alguna manera.
Aunque no espíes a tus hijos, sí es necesario que tengas conocimiento sobre las aplicaciones que utilizan en el móvil y que antes de instalarlas se hable en familia para averiguar si es una buena aplicación, que te expliquen, para qué sirve o por qué quieren descargarla.
Así, además de conocer el contenido que tendrán en su móvil, podrás tener conocimiento sobre aquello que le gusta, algo que te dará la oportunidad de conectar emocionalmente. Por supuesto, también les estarás mostrando que te preocupan y que solo quieres lo mejor para ellos en todo momento, pero confiando y trabajando una buena comunicación. Esta es la mejor manera de saber las actividades que siguen tanto en el mundo virtual, como en el real.