¿Cómo lograr que nuestros hijos experimenten y entrenen lo que significa asumir una responsabilidad sin trasladarles directamente aspectos propios de la adultez? Exploramos algunas actividades para considerar una suave transición hacia el significado de la autonomía y el cuidado de los espacios comunes.
El hogar: una tarea de todos
Pretender que nuestros hijos tomen contacto con ciertas responsabilidades acordes a su crecimiento y edad sin sobrecargarlos puede ser una tarea compleja para muchos padres.
A veces nuestra propia ansiedad o resistencia a que enfoquen su tiempo primordialmente en el ocio nos lleva a tomar decisiones equivocadas, forzando a nuestra familia a cargar con responsabilidades de forma inadecuada y fuera de su tiempo.
Dicho esto, fomentar la responsabilidad en niños y adolescentes no solo es una tarea importante desde temprana edad, sino que también puede ser abordada de manera práctica y efectiva en el día a día, pero sin perder la perspectiva de que estamos formando personas que aún no han desarrollado por completo su personalidad. Con esto en mente, recorremos algunas ideas para aproximarlos hacia una educación más consciente y responsable:
1. Asignar tareas domésticas:
Desde temprana edad, se les puede asignar tareas como hacer la cama, recoger los juguetes o poner la mesa. A medida que crecen, estas responsabilidades pueden aumentar y abarcar la limpieza, lavandería y cocina. Esto les enseña a cuidar su espacio y contribuir al funcionamiento del hogar.
2. Establecer un horario:
Ayuda a los niños a desarrollar un sentido de responsabilidad con un horario determinado. Esto incluye establecer rutinas para actividades como hacer la tarea, cenar, jugar y acostarse a una hora razonable. Esto ayuda a integrar la idea de que, sin importar si es un deber o una actividad placentera, siempre tienen un marco de tiempo.
3.Gestionar su propio dinero:
A medida que los adolescentes comienzan a ganar una asignación o dinero por trabajos, pueden aprender a manejarlo. Esto incluye ahorrar, gastar con responsabilidad y tomar decisiones financieras informadas. En el caso de los niños más pequeños, pueden recibir y acumular “vouchers” para un helado o algo que les guste en vez de dinero, al cumplir con alguna tarea o una buena acción en el día.
4. Preparar sus propias comidas:
Aprender a cocinar algunas comidas básicas es una excelente manera de enseñarles la responsabilidad de alimentarse no solo individualmente sino también para toda la familia. Pueden ayudar a planificar menús, comprar ingredientes y cocinar siempre bajo supervisión y criterio según la edad.
5. Cuidar de las mascotas:
Si tienes una mascota en casa, asignar la responsabilidad de cuidarla, alimentarla y sacarla a pasear puede ser una excelente lección de responsabilidad. Además, se produce un punto de encuentro en la relación padre-hijo e hijo-mascota ya que en ambos vínculos existe una correlación de cuidado y educación.
6. Planificación de tareas escolares:
Los adolescentes pueden aprender a organizar sus tareas y proyectos escolares. Enséñales a utilizar una agenda, establecer prioridades y mantenerse al día con las entregas y aprender a prevenir y anticipar emergentes y no siempre utilizar el recurso de resolver en el momento.
7. Compras responsables:
Llevar a los niños al supermercado y enseñarles a comparar precios, leer etiquetas y tomar decisiones informadas es una habilidad esencial para la vida. Este recurso puede ser aún más efectivo si lo aplicamos con objetos o productos que sean atractivos para ellos mismos, ya que pondrán aún más atención en el aprendizaje de criterio de compra.
En resumen, la responsabilidad se puede fomentar a través de acciones cotidianas y prácticas que les permiten a los niños y adolescentes aprender las habilidades necesarias para ser más conscientes en todas las áreas de sus vidas. Al brindarles estas oportunidades, los estamos preparando para un futuro de mayor efectividad, criterio y autosuficiencia.