La adolescencia es una etapa en la que nuestros hijos e hijas hacen y dicen cosas de manera espontánea y rebelde sin darse cuenta de la profundidad de las consecuencias. Te lo contamos.
Es fundamental que los adolescentes conozcan sus propias limitaciones
Destacamos espontáneo y rebelde porque es algo que sale, que brota al instante. Las familias debemos observar estos comportamientos muy de cerca, como cualquier otro aspecto, para que no sea reiterativo y se convierta en rutina.
En el proceso educativo ayudamos a nuestros hijos a que se conozcan sin miedo. Los padres sabemos que las personas podemos ser capaces de cualquier cosa y, a veces, nos da miedo conocernos.
Si a nosotros nos pasa esto, cómo no les va a pasar a los adolescentes. Por definición, son más inmaduros y necesitan darse cuenta.
Las decisiones que se toman en la vida tienen siempre una consecuencia, positiva o negativa. El ser humano confía, sobre todo, en las personas que tiene cerca y quiere.
Por eso, es importante que nuestros hijos se sientan queridos, sobre todo en la etapa adolescente, lo que facilita su apertura a recibir nuestro cariño para poderles ayudar.
Diferencia entre espontaneidad y sinceridad
- Sinceridad, espontaneidad, autenticidad son conceptos que van unidos, aunque no signifiquen lo mismo, pero están relacionados.
- Las personas espontáneas te permiten conocer su primera reacción, no lo que son.
- Esa primera reacción forma parte de su personalidad, pero no necesariamente es la que quiere mostrar.
- Esa reacción educada expresa mejor quién es que la reacción espontánea.
- Uno puede ser muy sincero y poco espontáneo, muy espontáneo y poco sincero. Diferenciar esto en los adolescentes es muy importante.
- Esto les lleva a conocer sus propias limitaciones, aceptarlas y quererlas. Todos son estupendos, pero reconocer sus propias debilidades no les gusta y les cuesta.
- El trabajo de estas limitaciones te permite ir mejorándolas y crecer como persona. Al mismo tiempo nadie se engaña mejor que uno mismo, y cuando te autoengañas, no creces.
- Para los padres no es fácil saber cuándo se autoengañan, pero ellos sí lo saben. Como todo, si es ocasional no deja huella, pero si es un comportamiento repetido, ellos mismos acaban justificando lo que no está bien.
- Los padres tenemos que hacerles ver esa circunstancia siempre con un punto positivo de esperanza.
En navegación si llevas una pequeña deriva que no controlas terminas en cualquier sitio; en el autoengaño pasa lo mismo, son cosas pequeñas que debemos conocer para no dejarnos llevar e ir corrigiendo para enderezar el rumbo.
Lo importante es hablar con ellos tranquilos, con paciencia, llevando una conversación donde se encuentren cómodos para que poco a poco puedan darse cuenta de su comportamiento y corregirlo.