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Mi hijo quiere aprender música: ¿Cómo lo acompaño?

4 ideas para ayudarlos en su exploración musical

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Si tus hijos están comenzando a despertar un interés por estudiar música, es posible que te preguntes cuál es la mejor estrategia para acompañar el proceso, especialmente si nunca estudiaste un instrumento previamente. Para eso, te ofrecemos algunos tips que te ayudarán a comprender y estimular correctamente su desarrollo musical.

Pocas cosas emocionan tanto como ver a los hijos descubrir una pasión por primera vez.

Con solo contemplar sus caras de felicidad y de asombro, muchos padres suelen entusiasmarse muchísimo con esta nueva actividad y quieren, con la mejor de las intenciones, ayudarlos a seguir desarrollando su pasión. Aprender música, especialmente a partir de la edad preescolar, es una de las actividades más elegidas tanto por hijos como padres.

Por otro lado, no son pocos quienes no están seguros de qué rol asumir en el proceso para no pincharlos en su nuevo hobbie : ¿Le hace bien que lo llene de actividades musicales? ¿Mejor dejarlo en paz y que haga lo suyo sin preguntar demasiado? ¿O quizá un poco de los dos?

Para calmar algunas de estas inquietudes, proponemos algunas sugerencias para un acercamiento sano, dinámico y sobre todo comprensivo con el niño que quiere aprender música.

Considerar que su interés por la música puede variar

Muchas veces, por la emoción del momento o un desajuste de expectativas, pensamos que una vez nuestros hijos eligen la música como pasión, continuarán con ella a toda costa y su intensidad sólo puede ir en aumento.

Lo cierto es que es posible que eso ocurra, pero también es probable que experimente altibajos con su aprendizaje o que incluso termine dejando esta actividad. De hecho, cambiar o alternar hobbies es parte de su etapa de exploración y no debería ser motivo de preocupación o desmotivación si esto ocurre.

En cambio, recomendamos acompañarlos en su búsqueda con la música, sea cual sea el resultado. No olvidemos que ellos son un lienzo en blanco, ávidos por probar y combinar todo tipo de experiencias.

No invertir demasiado dinero de entrada

Es muy común que padres y madres, ni bien se enteran de que sus hijos quieren empezar con la música, les compren instrumentos y equipos de gama alta, o los inscriban en instituciones de renombre con exigencias de nivel profesional.

Por más entusiasmo que los hijos demuestren en sus inicios, sugerimos comenzar de a poco con instrumentos ‘de prueba’, que pueden conseguirse hasta de prestado (guitarras acústicas, teclados pequeños, baterías de juguete, etc).

En primer lugar, esto sirve para que los instrumentos se adecuen a la contextura actual del niño/a. Además, en caso de que este no quiera continuar estudiando, no tendrá la presión de justificar inversiones elevadas que sus padres decidieron asumir previamente. Lo mismo aplica para los profesores o instituciones que se elijan.

Por supuesto que si, luego de unos años, su interés por la música aumenta, es aconsejable dar un salto cualitativo en sus herramientas musicales, siempre y cuando esté dentro de las posibilidades económicas de la familia.

No presionarlos para que toquen o canten en reuniones sociales si no quieren

Esto es posiblemente una de las situaciones más típicas, pero también de las más importantes en la vida de los niños, para bien o para mal. Nos entusiasmamos tanto cuando llega el cumpleaños de la abuela y le pedimos al hijo “que cante un poco” o “que toque esa canción que tan bien le sale”.

Cada niño es un mundo: hay quienes no tienen ningún problema en demostrar a todo el mundo lo que pueden hacer, mientras que a otros no les gusta para nada la exposición, y aún así buscan complacer a sus padres.

Es por esto último que tenemos que tener especial cuidado con no presionarlos para que hagan música en reuniones sociales, ni comprometerlos en el momento frente al público cuando ya no tienen opción. No son pocos los niños que, por este tipo de experiencias, terminan alejándose de la música por miedo escénico o por sentir que no cumplieron con lo que se les pidió.

Invitarlos a algún show musical

Las experiencias de escuchar música grabada en estudio frente a escucharla en vivo son completamente diferentes. Por esta razón, acompañar durante la infancia a ver un concierto que les guste no solo los ayuda a que se conecten con la adrenalina del vivo.

También les sirve para conocer de primera mano en qué consiste interpretar un instrumento y cantar frente a otros (muy distinto a estudiar en soledad), la interacción con el público y, especialmente, la camaradería entre los músicos, ya que este es un arte que se caracteriza especialmente por ser muy social.