Son muchas las situaciones difíciles que podemos encontrarnos con los hijos y que no sabemos cómo gestionar y la recepción de calificaciones negativas es una de ellas. En esta situación, cuando un hijo llega la respuesta inmediata de los padres suele estar acompañada de una carga emocional negativa.
¿Le reñimos? ¿Le castigamos? ¿Qué podemos hacer?
Enfado, decepción, tristeza, pena… Cualquiera de estas emociones puede hacer que la respuesta de los padres no sea la adecuada. Por esto, es importante ser capaces de dedicar un tiempo a vivir la emoción para después tratar de relajarse, dejando de lado el propio “yo” para centrarse en “él o ella”.
Esfuerzo vs. notas negativas
¿Qué debemos hacer una vez que nos hemos relajado? ¿Cómo debemos actuar? Lo primero que hay que hacer es analizar si ha habido o no esfuerzo y estudio. En el caso que el hijo haya estudiado y se haya esforzado, aunque las calificaciones no hayan sido tan buenas como se esperaba o deseaba, es muy importante no centrarse en el resultado, sino hacer lo siguiente:
- Valorar el esfuerzo realizado y motivarle para siga esforzándose.
- Analizar si es suficiente con ese esfuerzo o es necesario esforzarse más. Hay niños que igual se han esforzado o que han hecho un esfuerzo de última hora y no ha sido suficiente. Si fuera así, es importante ponerse objetivos de trabajo y hacer una planificación de cómo llevarlos a cabo o cómo poder cumplirlos. En la elaboración de este planning es fundamental acompañarles y ayudarles, puesto que no siempre saben cómo hacerlo. Incluso cuando son adolescentes, que creen que no necesitan ayudan, pero no saben organizarse ni se ponen objetivos realistas.
- Hacerles sentir que pueden y que son capaces. Esto les dará confianza en sí mismos y, sobre todo, que sepan que siempre vamos a estar ahí, ayudándoles.
Falta de estudio o motivación
En el caso que no haya habido estudio, ni esfuerzo, es muy probable que nos cueste más a los padres controlar el enfado o las emociones negativas, pero es importante hacerlo para actuar bien.
Será conveniente hacerles conscientes del porqué de esas notas. Tendremos que encontrar dónde está la causa de que las calificaciones hayan sido así, puesto que muchas veces tienen tendencia a buscar la causa en el exterior (el profesor que no explica bien, me tiene manía, el examen era muy difícil, etc.).
- Para mejorar en algo es importante conocer la realidad y hacerse consciente de ello.
- Reflexionar sobre qué medidas adoptar para estudiar más. No centrarse tanto en querer o deber sacar buenas notas, sino en la importancia de estudiar más. Los buenos resultados vendrán, lo importante es estudiar y aprender.
- En el caso que la falta de estudio haya sido intencionada y acompañada de actitud negativa, sería interesante valorar unas consecuencias a asumir por esa actitud. No estamos planteando castigos sino consecuencias derivadas de sus acciones. Habría que hacer un listado con él y, a partir de ahí, exigir cumplirlo. El papel de los padres estará en exigir y controlar que se cumplan, pero es fundamental que el hijo entienda que no es algo que los padres le han impuesto, no es un castigo. Es algo que él mismo se ha impuesto por el camino que eligió.
Cómo mejorar la planificación del estudio
No se sacan mejores notas dejando de hacer el deporte que tanto le gusta y que es tan bueno para él, se sacan mejores calificaciones estudiando. Y, para ello, es necesario:
- Tiempo de estudio planificado.
- Evitar distractores: pantallas, ruidos, tecnologías.
- Clima tranquilo y relajado.
- Sentir que son capaces y que pueden. Darles confianza.
- Acompañarles.
- Motivarles.
Los padres, por lo tanto, no logran mucho con las riñas, enfados o quejas. Será más productivo analizar la situación de estudio y poner soluciones a esa situación sin contaminar otras situaciones ni crear nuevos conflictos.