Conocerse a uno mismo es la base de la mejora continua. Se trata de descubrir la inteligencia de cada hijo y desarrollarla al máximo. Este es el punto de partida para ayudar a nuestros hijos a ir construyendo su propia vida. No te lo pierdas!!
Conocerse a uno mismo
- La familia es el ámbito más natural y propio del desarrollo integral y armónico de la persona. En ella es donde nuestros hijos reciben el mayor número de estímulos desde su nacimiento.
- Con la ayuda de la familia realizarán la tarea de conocerse, proceso que dura toda la vida y que exige un gran esfuerzo.
- La persona debe realizar una labor de autoconocimiento para poder quererse, aceptarse y gobernarse. Desarrollo que realizará bajo la mirada y observación de sus padres, quienes le acompañarán para poder enseñarle y ayudarle a que lo realice.
- Del conocimiento propio dependerá su desarrollo. Y este conocimiento está directamente relacionado con la sinceridad, que se apoya en la inteligencia. Con ella aprenderá a pensar, a buscar la verdad.
Entrenar la inteligencia
- Desde pequeños entrenan la inteligencia a través de los sentidos y del movimiento, con las estimaciones sensoriales correspondientes. En este caso vamos a centrarnos en el entrenamiento de la inteligencia trabajando la atención, la memoria, la imaginación, la creatividad y el razonamiento.
- Sabemos que la inteligencia es dinámica. Nuestros hijos nacen con una dotación inicial que no es más que el principio del desarrollo intelectual y no el final.
- Esto quiere decir que pueden ser más o menos inteligentes según entrenemos y desarrollemos su inteligencia. Esta les permitirá la adquisición de la libertad siendo ellos los que tomen sus propias decisiones.
- El pensamiento del niño pequeño es egocéntrico, tiene su punto de vista según sus necesidades y no es capaz de ponerse en la situación de los demás.
- Este no le permite poder razonar. Por ello, es importante.
- Explicar todo lo que decimos y hacemos.
- Describir todo lo que vemos.
- Proporcionarle la práctica de todas las vías sensoriales.
- Establecer rutinas.
Así entrenaremos el “razonamiento” para pensar mejor. Además, a partir de los 3 años comienza a tener un pensamiento lógico.
Sinceridad y realidad
- Con la inteligencia se descubre la verdad que la realidad encierra, por eso es importante ir mostrándoles a nuestros hijos con cariño y delicadeza, pero sin “demasiados adornos”, la realidad de la vida.
- No podemos tener a nuestro hijo en “una urna de cristal” con una sobreprotección que evite que se esfuerce y sin darle la oportunidad de fortalecerse. Cada vez que diga la verdad podemos sonreír, reconocer, aplaudir para que vaya interiorizando lo importante que es.
- La realidad siempre es una buena consejera, aunque a veces es dura y cuesta comprenderla. Ella nos ayudará a ir realizando el proceso real de autoconocimiento.
- En la medida que veamos, debemos ofrecer a nuestros hijos un abanico de posibilidades donde aprendan a elegir y tomar decisiones de las que se puedan responsabilizar.
- Cuantas más posibilidades tengan de ejercer su libertad, más posibilidades de crecimiento personal tendrán.
- Cuantas más posibilidades de elección les presentemos, más opciones tendrán de equivocarse.
- Asumir esa equivocación les enseña que de los errores y las limitaciones se aprende.
- A partir de conocerse a uno mismo, posteriormente tenemos que ayudar a nuestros hijos a descubrir a los demás porque no estamos solos, los demás forman parte de mí y mis decisiones y mi forma de actuar afecta a los demás.
- Cada hijo es único e irrepetible, los padres necesitamos conocer, comprender y querer a cada hijo aceptándole tal y como es, con sus fortalezas y sus debilidades.
- El papel que tenemos los padres en la adquisición de hábitos y virtudes en la familia debe ser el modelo y ejemplo.
- Junto con el entrenamiento de la inteligencia de nuestros hijos, la estabilidad afectiva y su desarrollo físico harán que sean los dueños de su propia vida.