10 pautas para crear hábitos deportivos en la niñez

Prescribir ejercicio en la infancia con un enfoque adecuado tiene efectos benéficos inmediatos en la salud

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El ejercicio físico es indispensable en cualquier edad, en especial si se procura una infancia saludable. Siguiendo una buenas pautas daremos con la estrategia más costo-efectiva para un óptimo desarrollo físico, mental y emocional con impacto en edades posteriores.

La población infantil tiene derecho a la salud y a disfrutar de su niñez al máximo. Una herramienta esencial para lograrlo es el ejercicio físico, que es pieza clave como promotor de la salud.

Pautas sencillas para su prescripción en la infancia

1. Ejercicio seguro

El ejercicio seguro hace referencia tanto al ambiente (espacio adecuado con implementos funcionales y en buen estado para ejercitarse), como al hecho de que los ejercicios que se realizan, ya sean de fuerza o de resistencia aeróbica, sean adecuados, bien pensados y ejecutados.

Estos ejercicios deben planearse de manera personalizada en función de:

    • La aptitud física.
    • Su necesidades.
    • Los objetivos.
    • Los gustos personales.

2. Siempre bajo supervisión calificada

En cualquier tipo de entrenamiento, los profesionales cualificados deben velar por la correcta ejecución de cada ejercicio, el adecuado funcionamiento de los medios utilizados e incluso revisar las respuestas al entrenamiento como fatiga excesiva, golpes de calor, lesiones y aburrimiento, entre otros. Así como alguna conducta inmadura que represente un riesgo potencial de lesión.

3. Ejercicio como proceso didáctico

En las aulas escolares, el proceso del entrenamiento en edades pediátricas involucra una fuerte carga pedagógica, en donde la teoría sobre los ejercicios que se realizan incluye conocer el efecto que estos producen en el cuerpo a corto, mediano y largo plazo.

Además, es necesario enseñar la técnica correcta de los ejercicios, como los saltos, sentadillas o dominadas, sobre todo si involucran resistencias como mancuernas, pesas rusas, barras o aparatos complejos.

Entrenar la fuerza y la resistencia aeróbica en menores de edad de forma segura previene riesgos de lesión, motiva la práctica del ejercicio y potencia los beneficios de entrenarse a edades tempranas.

4. Representar un reto nunca experimentado

Realizar un programa de ejercicios con un mismo nivel de exigencia por un periodo prolongado llevará al estancamiento a cualquier persona. En la infancia puede ser motivo de aburrimiento y deserción más pronto de lo que se cree.

Aumentar periódicamente la dificultad del entrenamiento mantiene el interés por superar un nuevo reto, provocando nuevas adaptaciones positivas, lo que incentiva la constancia en su práctica.

5. Sin variedad no hay paraíso

Aún cuando los ejercicios progresen en dificultad de manera constante, si estos son los mismos siempre causarán fastidio e incluso se privará de trabajar nuevas capacidades físicas como la fuerza, la potencia, la resistencia aeróbica, la coordinación y el equilibrio, entre otros.

La recomendación es buscar la mayor cantidad de ejercicios con distintos medios y métodos de entrenamiento siempre y cuando sean seguros e ideales para llegar al objetivo planteado en consenso.

6. Socializar en tiempos de distanciamiento social

Suena paradójico, pero aún en medio de una pandemia, la práctica de ejercicio físico debe seguir siendo una oportunidad para desarrollar habilidades socio afectivas y de trabajo en equipo, ambas vitales en la infancia.

Se recomienda buscar un espacio al aire libre, o bien ventilado y respetar las medidas de higiene y sana distancia en medida de lo posible.

7. Divertido y efectivo a la vez

Nadie dijo que ejercitarse tendría que ser un suplicio o un castigo, precisamente de esto depende que las niñas y los niños continúen la práctica de ejercicio físico en la edad adulta.

Para un correcto disfrute del deporte, hay que buscar ejercicios entretenidos, desafiantes y diferentes en un ambiente seguro, de convivencia, agradable, con disciplina, pero sin sobre exigencias o humillaciones.

8. Más no es mejor y nada es peor

Para obtener los beneficios del ejercicio físico programado y bien estructurado, se sugiere plantear una frecuencia mínima de dos a tres días por semana, con al menos un día de descanso entre sesiones.

9. Basado en evidencia

Sin inventar nuevos métodos o ejercicios, los actuales han demostrado con evidencia científica robusta que son seguros y eficaces:

    • Los ejercicios con pesas, incluso a intensidades máximas
    • El ejercicio aeróbico.
    • Los ejercicios pliométricos con saltos.
    • El entrenamiento concurrente (fuerza y cardiovascular juntos).

Todos sin excepción representan beneficios diferentes si se hacen correctamente.

10. Enfoque máximo en el desarrollo físico, mental y emocional

En el momento en que se plantea un programa de ejercicios de manera consciente e incluyendo las nueve pautas anteriores, estaremos procurando el desarrollo total del niño o niña, incluido el alto rendimiento o a nivel recreativo. Enfocarse en el máximo desarrollo físico, mental y emocional es primordial como objetivo del entrenamiento.

Prescribir ejercicio en la infancia con un enfoque adecuado tiene efectos benéficos inmediatos en la salud y define si la actividad física será un factor protector o una conducta sedentaria de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles o la posibilidad de presentar fracturas en edades posteriores. Se recomienda promover y proteger su práctica cotidiana desde el inicio de la vida.

Eduardo Guzmán Delgado

Nutricionista

Colaborador en el área de Formación e Intervención nutricional en el Centro de Orientación Alimentaria (COA Nutrición) en diversos proyectos. Ha sido docente de nivel superior en el área de la salud y asesora en el área de nutrición y acondicionamiento físico.