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Habilidades sociales y hábitos familiares saludables

Hábitos para el desarrollo adecuado de habilidades sociales en la infancia

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Todo padre y madre comprometidos con la crianza de sus hijos desea fomentar en ellos hábitos saludables desde su infancia. Con esto y todo, a lo largo de la vida de nuestros hijos, muchas veces la palabra “hábitos” recae más fuertemente sobre la alimentación, el deporte, los modales, y los métodos de estudio, entre otros.

Quizás no escuchamos tanto sobre hábitos sociales, o no nos preocupan hasta que se vuelven factores problemáticos. Pero la verdad es que nuestros hijos se encuentran en capacidad de desarrollar su socialización desde sus primeros tiempos de vida.

Hablamos de hábitos que ayuden a nuestros hijos a desarrollar las famosas habilidades sociales

Las habilidades sociales se refieren a las conductas que permiten interactuar con otros de forma efectiva y satisfactoria, como también aprender a obtener lo que necesitamos apropiadamente. Gracias a estas habilidades, es posible gestionar la ansiedad ante situaciones novedosas o difíciles. El aprendizaje de habilidades sociales depende del entorno del niño. La sociedad en la que se cría y, por supuesto, la familia.

Estas competencias sociales permiten a los niños vivir en armonía con quienes les rodean y disfrutar de una vida emocional sana. Saber relacionarse sin pelear, discutir o reñirse, es algo que el niño aprende a través de la imitación, o por prueba y error. No solo mejoran el bienestar emocional de los niños y disminuyen el estrés o ansiedad, sino que también potencian y mejoran la autoestima. Llegada la edad adulta, las habilidades sociales proporcionan una sólida base a nuestros hijos para el desenvolvimiento emocional sano en sociedad.

¿Cómo son las habilidades sociales?

Existen habilidades sociales de varios tipos, pero se suelen clasificar como habilidades más básicas y en más complejas. Las habilidades sociales básicas se refieren a la escucha atenta, a sostener una conversación, hacer preguntas, responder, saludar, agradecer o presentarse.

Sobre estas se construyen las habilidades más complejas. Estas tienen que ver con la empatía, el apego, la asertividad, la comunicación, el autocontrol, la resolución de conflictos, entre otras.

¿Cómo podemos fomentar y ayudar a nuestros hijos a desarrollar estas habilidades?

De esta simple pregunta, se desprenden otras miles como: ¿Cómo ayudo a mi hijo para que conozca mejor la empatía? ¿Cómo colaboro para que resuelva mejor los conflictos emergentes? Y muchas más.

Acá es donde entran en juego los hábitos sociales saludables. Hábitos que podemos alentar y sostener en nuestros hogares y con nuestros niños, para ayudarles al desarrollo adecuado de sus habilidades sociales. Ya sea a través del juego o de acciones puntuales, tengamos como hábito:

  • Conversar con nuestros hijos apropiadamente. Aparte de conversaciones diarias y sencillas, necesitamos darle especial importancia a lo que explicamos a nuestros hijos (siempre teniendo en cuenta la etapa vital en la que se encuentran). Ante situaciones vitales, de rechazo o negativas, es importante explicarles que ocurre, y en qué consiste lo que están atravesando.
  • Alentar relaciones diversas. Aportar a nuestros hijos un ambiente rico en relaciones es una experiencia vital para que los niños experimenten diferentes situaciones sociales, aprendan de ellas y pierdan el miedo. En estas interacciones pueden aprender sobre empatía, asertividad al conocer y tratar con nuevas y diversas personas.

Valores esenciales

  • Transmitir valores, y con el ejemplo también. Los niños observan nuestras propias interacciones con otros y con ellos. Actuemos íntegramente, en coherencia con los valores que queremos transmitirles. Estos valores pueden tener que ver con valorarse a sí mismos y a los demás, aprender a respetar, a ser tolerantes, a escuchar, etc. No olvidemos que los niños aprenden por imitación.
  • Cuidar la autoestima. Ayudar a nuestros hijos a construir una imagen positiva de sí mismos los potenciará para desenvolverse socialmente. Es fundamental que entendamos que esto se logra a través de la corrección o crítica constructiva de las acciones, no de las personas. Corregir de esta manera, elogiar de forma realista, proponer metas alcanzables, y habilitar espacios donde los niños puedan desenvolverse solos (como actividades grupales), son caminos hacia una autoestima saludable.

Un plus: ¿Podemos realizar juegos en familia y al mismo tiempo trabajar las habilidades sociales? ¡Claro que sí! Por ejemplo, podemos proponer situaciones diferentes ante las que haya que presentar una solución o elegir un camino. Este tipo de dinámicas puede trabajar la toma de decisiones, la resolución de conflictos, ofrecer miradas diversas sobre una misma temática, y además reforzar la unidad familiar y el tiempo de calidad en familia.