Amistades sanas en la adolescencia

Vínculos que edifican

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Ser joven y tener amigos está buenísimo, pero no todas esas amistades resultan saludables para la vida del joven. Los grupos, los beneficios, las banderas rojas y las amistades sanas en la adolescencia.

Amistades saludables

El 20 de julio se celebró el día del amigo en muchos países, y es este festejo el que dispara el siguiente pensamiento: tener amigos es algo espectacular, disfrutable, hermoso y valioso para la vida de cualquiera, pero… ¿Todas las amistades son saludables para nosotros? ¿Qué pasa con estos vínculos en la etapa vital de la adolescencia?

No, por supuesto que no todas las relaciones son beneficiosas para nosotros, lamentablemente. Y, si bien todos nos encontramos en el mismo barco en este departamento, el adolescente lidia con algunas dificultades extra a la hora de elegir amistades sanas para sí mismo.

Los amigos en la adolescencia

La adolescencia es una etapa vital en la que la búsqueda de la identidad y el desarrollo de la personalidad se encuentran en pleno auge. Esto hace que cualquier vínculo ocupe un rol fundamental en la vida del joven a la hora de autoconstruirse. Pero también es verdad que la amistad es una parte muy importante de la adolescencia, una que puede lograr ser incluso más influyente muchas veces que el vínculo familiar. En las amistades, el joven encuentra pertenencia, moldea su cosmovisión, se identifica y encuentra un lugar seguro para desarrollarse y explorar el mundo. Es por todo esto que mantener amistades sanas en esta etapa, que promuevan el crecimiento y bienestar personal, es una prioridad de primer orden.

Algunos factores propios de esta etapa a tener en cuenta cuando de vínculos amistosos se trata, son:

1. Construcción de la personalidad

La personalidad del adolescente se encuentra en plena construcción, con lo cual la selección de amigos no resulta tan asertiva como en la adultez.

Al estar descubriéndose, todavía no se tiene del todo claro en esta etapa, lo que “se quiere”… Pero, más importante aún, tampoco se tiene del todo claro lo que no se quiere.

Es por eso que, en realidad, las amistades no suelen elegirse tan conscientemente en la adolescencia sino que suelen surgir espontáneamente en relación a afinidades en común, y no se le suele dar mucho más pensamiento a las repercusiones que esa amistad puede o no tener. La amistad se mueve de forma más fluida en esta etapa.

2. Sentido de pertenencia

Los adolescentes se encuentran en una búsqueda de pertenencia que puede afectar la noción de vínculo saludable. Muchas veces y sin quererlo, priorizar el formar parte por sobre el sentirse cómodos. La presión grupal o la coerción con fines de pertenencia juegan roles importantes en la formación de amistades en esta etapa.

3. Búsqueda

En su búsqueda personal, los adolescentes aún se encuentran aprendiendo sobre el concepto de calidad sobre cantidad, como quizás los adultos podríamos tener un poco más desarrollada. Muchas amistades, muy diversas y no todas del todo beneficiosas pueden aparecer rápidamente en esa búsqueda personal.

¿Qué constituye una amistad sana en la adolescencia?

Tomando en cuenta estos factores mencionados, muy propios de esta etapa, podemos afirmar que una amistad saludable para el adolescente es aquella que proporciona un espacio seguro para compartir experiencias y emociones sin juicios de valor, entre otras cosas.

Si bien hay “otras cosas”, para el adolescente resulta terriblemente edificante el poder sentirse cómodos siendo ellos mismos en una amistad, no siendo juzgados por lo que van descubriendo, transitando y probando a lo largo de esta etapa vital.

Una amistad en la cual compartir la vulnerabilidad no este mal visto, en la que no se cohesiona al otro en pos de que realice acciones para beneficios particulares, en el que se respeten las decisiones de vida sin presionar para que todos se parezcan entre sí ni funcionen en manada, en la que se celebre la unicidad, esa podría ser una relación sana para un joven, tranquilamente.

En cambio, una amistad condicional, que obligue a ajustarse a los estándares grupales para poder ser considerado “amigo”, que pasa por encima de los límites personales, que no respete la individualidad, que cele a la persona de forma constante y no le permita sostener otras amistades, esa es propia de considerarse como una amistad con banderas rojas a la que vale la pena prestar atención.

Si bien estas conductas o interacciones son usuales en la adolescencia, eso no significa que debamos naturalizarlas o justificarlas de ninguna manera.

Una vez más, en aquella construcción de sí mismo, es probable que el adolescente tienda a sostener diferentes amistades a lo largo de esta etapa, y es lógico: al estar encontrando, se va identificando con diferentes personas con las que comparte diferentes aspectos de sí mismo. Sin embargo, un buen grupo de amigos que se mantiene en el tiempo puede resultar clave para el desarrollo de los jóvenes e incluso trascender esta etapa, constituyendo amistades duraderas, sanas y extremadamente beneficiosas.

 

Heliana Moriya

Docente de música de niveles inicial, primario y secundario

Psicopedagogía