La cúrcuma es fuente milenaria de sustancias con poder para atacar virus, bacterias y hongos, además de ser antioxidante, anticancerígeno y estimulante del sistema inmune. Es momento de revisar las «alacenas científicas» para saber cuándo, cómo y cuánto consumir esta especia, que nos protegerá de la pandemia y otros padecimientos.
Demos la bienvenida a la cúrcuma y despidamos a los productos proinflamatorios
El azafrán de la India o cúrcuma es una raíz de la Cúrcuma longa, planta herbácea tropical del Oriente Medio de un metro de altura, familiar cercano del jengibre. Su nombre proviene del sánscrito kumkuma derivado del árabe kurkum. Esta planta da flores naranjas y púrpura vistosas y una raíz de color naranja intenso de aroma singular.
El uso de la raíz de Cúrcuma longa data de hace más de 4 mil años. Se encuentra fresca en los mercados, sin embargo, el uso más frecuente es en polvo, dentro de la cocina asiática, como especia. Además es un potente remedio natural con más de 230 componentes a favor de la salud.
Los curcuminoides son compuestos biológicos activos. De esta raíz, destaca la curcumina, que llamó la atención de la ciencia porque desde la antigüedad se utiliza en la medicina ayurvédica para curar:
- Heridas.
- Problemas gástricos.
- Males hepáticos.
- Alergias.
- Inflamaciones.
- Enfermedades de la piel.
- Picaduras de animales.
- Combatir el acné.
Los estudios en laboratorio de la curcumina descubrieron propiedades específicas para combatir microorganismos patógenos como bacterias, hongos y virus. Después, documentaron su capacidad de evitar el deterioro de las células gracias a la actividad antioxidante en presencia de sustancias negativas como los radicales libres.
Los radicales libres son capaces de modificar la información en el núcleo de las células y provocan oxidación, por esta razón aumenta el riesgo de desencadenar la formación de tumores cancerígenos y acelerar la aparición de otras enfermedades crónicas.
La contaminación ambiental, así como la vida estresante y las dietas ricas en grasas trans son algunos factores de riesgo para la presencia de radicales libres en el cuerpo. Los antioxidantes disminuyen la actividad negativa de los radicales libres y la curcumina actúa biológicamente en el cuerpo, no sólo como antioxidante sino como antiinflamatorio y antitumoral.
La tasa de incidencia de cáncer en India equivalente a 87 casos por cada 100 mil habitantes, con datos de 2020, es de las más bajas en el mundo. En Estados Unidos es de 303, en España de 239 y en México de 121 casos, según la Agencia Internacional de Estudios sobre Cáncer a la Organización Mundial de la Salud. Estas cifras han motivado a la ciencia alimentaria para indagar si existe una explicación por el alto consumo de cúrcuma en India y el sudeste asiático en general.
Recientemente, el equipo del doctor Sayatan Bose de la Escuela de Medicina de Harvard, reportó que la curcumina tiene un papel antitumoral, en la supervivencia celular y en el reemplazo de éstas.
Por esta razón la estudian como terapia alternativa en cáncer tanto para prevenir casos por mutación de las células como para bajar el riesgo de metástasis. Es decir, la diseminación del cáncer a otros sitios del cuerpo.
Ensayos experimentales coinciden en el uso de curcumina como suplemento fitoquímico dietético para detener la expresión genética del cáncer. Por esta razón se le otorga el papel epigenético, en otras palabras, con capacidad de controlar la multiplicación de células malas sin afectar su ADN en el interior.
Cuando el organismo está amenazado echa a andar una maquinaria de defensa, una forma de responder es la inflamación. Los procesos inflamatorios son necesarios porque producen señales diversas para liberar compuestos químicos y reparar el daño, o bien terminar con la amenaza.
Sin embargo, cuando la inflamación se mantiene mucho tiempo, hace daño a los tejidos en lugar de ser benéfico, tal es el caso de la obesidad. La acumulación de grasa corporal excesiva está reconocida como una inflamación crónica leve por tal motivo el sistema inmunitario deja de reaccionar adecuadamente, y es cuando el sobrepeso detona otros padecimientos como diabetes tipo 2, hipertensión y cáncer, por ejemplo.
El consumo de cúrcuma entra en la categoría de alimentos anti-inflamatorios porque inhibe la producción excesiva de citocinas a favor de la respuesta inmune. En sentido contrario, el consumo habitual de productos ultraprocesados contribuye a la inflamación y agota la respuesta inmune.
La pandemia por COVID-19 encuentra en condiciones de inflamación crónica a buena parte de la humanidad a causa de un bajo consumo de ingredientes frescos, con obesidad creciente y con un alto consumo de productos llamados “chatarra”.
La curcumina ataca a diversos virus con el de influenza, adenovirus, hepatitis, el del papiloma humano, de la inmunodeficiencia humana, del herpes, Zika y muy probablemente también al SARS-Cov-2 causa de un síndrome agudo grave respiratorio de alta letalidad.
Los mecanismos de ataque contra estos virus van desde evitar su ingreso a la célula, inhibir su encapsulación, limitar su replicación y controlar las vías de señalización. Además, la curcumina parece tener habilidad para reparar el daño celular por coronavirus en tejido pulmonar aminorando el edema y la fibrosis.
A finales del 2020, la doctora Fatemeh Zehedipour junto con su equipo de trabajo realizaron una revisión técnica, donde afirman la existencia de bases para probar clínicamente la cúrcuma en el tratamiento para la COVID-19. Artículos en el mismo sentido sugieren tanto el uso profiláctico como terapéutico, para disminuir la morbilidad y la mortalidad por este virus.
El consumo de nutracéuticos como la cúrcuma tienen el objetivo de fortalecer una nueva cultura alimentaria como medicina preventiva. Pero en ocasiones es insuficiente colocar en la alacena de la casa estos ingredientes para incluirlos en platillos comunes.
Muchos estudios encuentran mayor biodisponibilidad al administrar 10 miligramos de curcumina vía intravenosa por cada kilogramo de peso de la persona comparado con el consumo de 500 miligramos vía oral diario. La concentración de curcumina en el polvo de la especia como se encuentra en el mercado es máxima del 5% y sería necesario consumir hasta 10 gramos de curcumina para aumentar sus efectos.
Cómo ingerirla
El sabor característico, ligeramente amargo, es un reto, pero bien vale la pena iniciar el desafío ya sea en su versión fresca o en polvo.
- 2 cucharaditas de cúrcuma en el agua donde se cuece la pasta y el arroz.
- Se puede echar en las lentejas o garbanzos cocidos.
- Media cucharadita en una taza de té o café.
- 1 cucharada de cúrcuma, diluida en una taza de agua caliente para malestares estomacales.
- En estofados y guisos tradicionales, puede mezclarse con carne molida o salsas, preferentemente en un medio grasoso como aceite de oliva o de coco.
- La “leche dorada” con base en cúrcuma es posible prepararla en casa.
- Con curry en combinación con leche de coco, pasta de ajonjolí y pasta de cacahuate.
- Guisos de pescado, mariscos, cerdo o pollo también son buenas opciones.
- Batidos de vegetales y frutas pueden mezclarse con 1 cucharadita de cúrcuma, agua e incluso aceite de oliva, la cocina vegana tiene variedad de recetas.
- También es posible suplementar en comprimidos, cápsulas y concentrados, con el consejo del personal de salud.
El uso de este nutracéutico resulta ser una práctica antigua y al mismo tiempo de vanguardia frente las nuevas enfermedades agudas como el coronavirus. También para prevenir y controlar las crónicas como obesidad, diabetes, cáncer y cardiovasculares. A revisar las alacenas para darle la bienvenida a la cúrcuma y despedir a los productos proinflamatorios.