Vigorexia, una peligrosa tendencia entre los adolescentes

La vigorexia o dismorfia muscular es un trastorno de salud mental cada vez más habitual en la adolescencia

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La vigorexia es una enfermedad mental que se caracteriza por la obsesión por tener un cuerpo fuerte y musculoso, lo que lleva a la adicción al deporte y a trastornos de la conducta alimentaria que pueden ser muy peligrosos.

¿Cómo saber si mi adolescente padece vigorexia?

La vigorexia o dismorfia muscular es un trastorno de salud mental que afecta sobre todo a varones entre 15 y 35 años. Los expertos creen que hasta un 10% de adolescentes en España padece este trastorno.

La vigorexia puede causar serios problemas de salud al joven

Comparte algunas similitudes con los trastornos de la conducta alimentaria como la bulimia o la anorexia, ya que en todos se produce una obsesión por la imagen corporal, aunque no es exactamente un trastorno de este tipo. En este caso, el afectado quiere tener un cuerpo muy musculoso y fuerte, lo que le lleva a realizar ejercicios de fuerza de manera obsesiva, llegando a poner en peligro su salud.

Entre las señales que pueden alertarnos de que nuestro hijo padece este problema encontramos:

  • Obsesión por ir al gimnasio y hacer ejercicio físico a todas horas. Entrenamientos muy duros, exigentes y constantes.
  • Problemas en el instituto y malas notas.
  • Dejar de lado a los amigos de siempre y otras aficiones o actividades que no sean hacer deporte.
  • Malestar y ansiedad cuando no puede llevar a cabo sus sesiones de entrenamiento.
  • Rigidez y obsesión con la dieta para eliminar la grasa, aumentar la proteína y ganar musculatura.
  • Uso de hormonas anabolizantes para ganar masa muscular.
  • Obsesión por el aspecto físico, viéndose delgado, aunque esté ya muy musculado. Parece que nunca es suficiente para él.
  • Mirarse constantemente en el espejo.
  • Comparar frecuentemente su cuerpo con el cuerpo de otra persona o de famosos musculosos.

Todo esto puede causar serias complicaciones de salud al alterar el metabolismo, las hormonas… pudiendo causar enfermedades como diabetes o problemas cardiovasculares.

¿Cómo prevenirla en adolescentes?

Lo más importante es educar a nuestros hijos desde pequeños para hacerles ver la importancia de una alimentación saludable, evitando obsesiones tanto en la alimentación como en la imagen corporal. Hay que fomentar su autoestima y su resiliencia para que no se dejen llevar por la presión y las opciones de los amigos.

También se aconseja practicar deportes de equipo en lugar de ir al gimnasio para evitar el desarrollo de esta obsesión. En el caso de ir al gimnasio, debe realizar ejercicios adaptados a su edad y condición físico supervisados siempre por un entrenador profesional.

Y controlar los contenidos que el joven ve en internet, sobre todo aquellos relacionados con la vigorexia.

Además, hay que tener en cuenta las causas y factores de riesgo más habituales para prevenirlos:

  • Autoestima baja.
  • Perfeccionismo y exigencia.
  • Mal control de las emociones.
  • Problemas en las relaciones sociales.
  • Personalidad poco flexible.
  • Padecer sobrepeso u obesidad.
  • Sufrir o haber sufrido acoso escolar.

¿Cuál es el tratamiento más adecuado?

Si sospechas que tu hijo sufre vigorexia, debes hablar con él en un ambiente tranquilo y calmado para hacerle ver que tiene un problema y que necesita la ayuda de un especialista en psicología para encontrar el origen del trastorno y solucionarlo.

No debes presionarlo ni obligarle, debe darse cuenta él del problema y de que está en riesgo su salud física y mental para que acepte tratarse, ya que solo así el tratamiento podrá ser efectivo.

En los casos leves se suele recurrir a la terapia de conversación llamada terapia cognitiva conductual (TCC). En casos con síntomas más severos el especialista puede recetar un antidepresivo, solo o en combinación con TCC.

También es recomendable acudir a un nutricionista para elaborar un menú adaptado a sus necesidades, manteniendo su salud. Y el apoyo de los progenitores y el entorno para ofrecerle apoyo y cariño en este duro proceso.

Irene García Pérez

Periodista / España

Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.