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¿Por qué a los adolescentes les falta iniciativa?

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La respuesta es fácil: “Porque no les hemos educado desde pequeños para tenerla”. La creatividad es una capacidad con la que nacemos, pero la vamos perdiendo poco a poco si no la usamos o nos limitamos a cumplir normas sobre cómo debemos hacer las cosas.

Merece la pena evitar la sobreprotección para tener adolescentes capaces de tener iniciativa.

Necesitamos tener un tiempo para imaginar y experimentar, para desarrollar la creatividad que nos ayudará a encontrar soluciones nuevas para resolver situaciones.

La creatividad está relacionada con la imaginación. Es llevar a la práctica lo que has imaginado.

  • ¿Cuánto tiempo dedican nuestros hijos a imaginar?
  • ¿Les dejamos realizar las cosas de forma diferente a como nosotros creemos que deben hacerlas?
  • ¿Buscan las soluciones a “sus problemas” o se las damos?
  • ¿Nos da miedo que se equivoquen?
  • Cuando se frustran, ¿Cómo reaccionamos?

La iniciativa no se pierde de un día para otro, es un proceso que se puede agravar en la etapa de la adolescencia, pero se puede recuperar cuando “salgan de ella”.

De una manera fluida, si la hemos trabajado con ellos antes de comenzar esta etapa, cuando la necesiten, volverán a recuperarla; mientras que, si previamente no has podido ponerla en marcha, el esfuerzo de activarla será mucho mayor.

Aunque si se lo proponen y les damos confianza, la pueden adquirir.

  • Sugerirles y darles la oportunidad de que puedan observar, llevándoles a lugares nuevos, cuando van en coche fijar la atención en los edificios, montañas, etc., cuando vais por la calle prestar atención a los establecimientos, señales, edificios emblemáticos y oficiales para que sea una costumbre conocer y observar lo que tienen alrededor.

Es un ejercicio excelente para fijarse en pequeños detalles que puede ayudarles a despertar la curiosidad. A través de los sentidos conocemos el mundo. Hoy en día vamos tan inmersos en nosotros mismos que nos cuesta saber qué pasa alrededor.

Pero aprenderán a no abandonar ante las dificultades e irán perdiendo el miedo a equivocarse.

Un adolescente necesita su tiempo, el cuerpo baja de revoluciones, vive la vida en “cámara lenta”, pero no por ello podemos tirar la toalla. Casi más que nunca nos necesitan, se encuentran perdidos, reciben mucha “presión” por los medios de comunicación, las redes sociales (los influencers y youtubers son su referencia), no podemos “desaparecer” pensando que es una época que tienen que pasar y que ya cambiarán.

Actuaremos como lo hemos hecho hasta ahora, compartiendo tiempo libre, proponiendo actividades de ocio y deportivas, excursiones, visitar a los familiares o viajes.

Su primera reacción será negativa o responderán de manera costosa, pero no debemos dejar de proponerlo y de hacerlo. No hablamos en la misma frecuencia, eso dificulta la comunicación, pero no vamos a cortar “la emisora”.

Seguiremos con interferencias. Nuestra paciencia nos permitirá aguantar más o menos las interferencias y en muchas ocasiones la apagaremos. No pasa nada, cogemos fuerza y la volvemos a encender.

Como decíamos al comienzo, debemos invertir, aunque nos cueste, en darles iniciativas y responsabilidades a nuestros hijos. Cuanto antes consigamos superar ese concepto erróneo de que son pequeños y no pueden, antes conseguirán tener autonomía y, como consecuencia de ello, podrán adquirir más o menos iniciativa.