Los grandes cambios en sus capacidades cognitivas, en su forma de sentir, en su físico y en su voluntad hacen que se comporten de una forma nueva, que ni ellos mismos entienden.
El mejor camino para ser libre es lograr ser dueño de uno mismo
Se trata de una nueva etapa en la que, por mucho que ellos crean que ya son mayores e independientes, en realidad nos necesitan más cerca que nunca.
Es muy importante apoyarles para que alcancen mejor el camino de su madurez, haciéndoles más conscientes de la realidad.
En este proceso les ayuda mucho tres aspectos fundamentales:
- Conocer mejor sus puntos fuertes y débiles.
- Tener conciencia de sí mismos.
- Atender a la realidad tal y como es, lo que les ayudará a ajustar las respuestas y comportamientos.
Hace 2600 años, Tales de Mileto afirmaba que lo más difícil del mundo es conocernos a nosotros mismos. Conocerse bien a uno mismo representa un primer e importante paso para lograr ser artífice de la propia vida y, quizá, por eso se ha planteado como un gran reto para la persona a lo largo de los siglos.
Nos permite convertirnos en artífices de nuestra propia vida, vivirla más como protagonista y menos como espectador.
En este momento tan delicado en el que están nuestros hijos descubriendo quiénes son, nuestro papel es acompañarles para que se conozcan.
Asumir las dificultades
Las dificultades existen y son reales. Se van a encontrar con adversidades ante las cuales las reacciones son muy diversas.
Unos se crispan, maldicen y patalean. Otros se refugian en la melancolía, pero la melancolía es como una mano engañosa que se tiende hacia nosotros y que nunca logramos alcanzar: es pasajera, volátil, fugitiva.
Los golpes de la adversidad son amargos, pero nunca estériles.
Los padres debemos dar ejemplo de serenidad frente a los reveses de la vida, de mantener la alegría, de esos valores que se manifiestan cuando, frente a un golpe del destino, lo sabemos aceptar.
La importancia de educar en la resiliencia
La resiliencia es un camino que implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades.
De esta manera, las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial.
Ayudarles y acompañarles a que la practiquen, les hace ser conscientes de su potencialidades y limitaciones. Confiarán en sus capacidades y no perderán de vista sus objetivos, se sentirán seguros de lo que pueden llegar a lograr.
Es una oportunidad para que asuman las dificultades como una ocasión para aprender. Podrán asumir la crisis como una oportunidad para generar un cambio, para aprender y crecer.
Les ayuda a ver la vida con objetividad y podrán conocer sus potencialidades, los recursos que tienen a su alcance y las metas. Esto les ayuda a desarrollar un optimismo realista.
Hará que no intenten controlar las situaciones porque se sienten cómodos, aunque no tengan el control, porque saben que es imposible controlar todas las situaciones. Serán flexibles a los cambios y tenaces en sus propósitos. Buscarán ayuda de los demás.
Están pasando por una etapa en la que siempre parece que están esperando a saber de qué se habla para decir justamente lo contrario. Su norma principal es decir y hacer lo opuesto a lo que se diga o se haga.
A pesar de ello, nos necesitan cerca y sentirse queridos y comprendidos. Es necesario crear un clima de gran confianza y de libertad, aun a riesgo de que alguna vez nos engañen. Serán ellos los que se puedan avergonzar de haber abusado de esa confianza y tengan la oportunidad de corregirlo.
En este momento de la vida les cuesta obedecer, les resulta incómodo y no les falta razón. Pero deben descubrir que no siempre lo más cómodo es lo mejor.
Deberán descubrir y darse cuenta de que el mejor camino para ser libre es lograr ser dueño de uno mismo. Han de comprender que sólo una persona curtida en la obediencia juvenil será libre en la edad adulta.
Sugerencias prácticas
- Fijarnos en los valores positivos de los demás.
- No debemos olvidar que todos solemos proyectar en los demás nuestros propios defectos.
- Actuar con paciencia.
- Ser prudente antes de corregir.
- Crear un clima de confianza para las correcciones.