Navidades inciertas, actitud positiva

Este año celebraremos unas Navidades distintas, pero no por ello menos especiales

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Desconocemos lo que va a pasar mañana, por lo que difícilmente sabremos cómo vamos a celebrar las Navidades. ¿Podremos reunirnos con con la familia o solo con nuestro núcleo de convivencia? Todo ello dependerá de cómo evolucione la pandemia. Por eso es tan importante afrontar la incertidumbre con una actitud positiva.

La actitud positiva ante las dificultades nos permite afrontarlas con mayor motivación y alegría

Pero lo que no podemos olvidar es que somos responsables de la evolución de la pandemia porque según como nos comportemos y actuemos afectará a su expansión o recesión.

Los expertos establecen unas medidas con las que podemos estar de acuerdo o no, tal vez incluso con unas más que con otras.  Debemos ser conscientes siempre de que lo importante es protegernos y proteger a los demás, y para ello lo fundamental es actuar todos con responsabilidad.

Se está produciendo una “fatiga pandémica” de la que parte de la población no habíamos vivido nunca. Nos estamos cansando, desanimando, perdiendo la esperanza, etc.

Nuestra evolución solamente va a depender de la actitud que tomemos ante ella. De toda dificultad salimos reforzados y aprendemos, solo depende de nosotros mismos aprovechar la oportunidad o dejarla escapar.

Para ello, necesitamos una actitud positiva, mostrando alegría, sentido del humor y optimismo para transmitirlo a todos los que están a nuestro alrededor. Ser ejemplo de una familia con actitud positiva. “Respirar así” no va a hacer que cambiemos el rumbo de la pandemia, pero sí como afrontarla.

Las Navidades son una época del año muy entrañable en la que las familias y los amigos reforzamos nuestros lazos, realizamos acciones de solidaridad, manifestamos nuestro cariño de una manera más sensible y procuramos estar más pendientes de los demás.

Las de este año son algo inciertas, desde el punto de vista especialmente de cómo las vamos a celebrar, aunque ello no debe impedirnos continuar con algunas de nuestras tradiciones. Es más, deberemos esforzarnos un poco más en que sean unas navidades más entrañables aún si cabe para los nuestros y los de alrededor.

El valor de la solidaridad supone una constante disposición a aceptar y realizar lo que a uno le corresponde como miembro de un grupo para el bien común.

Estamos ante una gran oportunidad de practicarla de manera individual, acompañando a nuestros hijos para que vayan aprendiendo junto a nosotros. A veces buscamos acciones y actividades lejos de nuestro alcance. Hoy tenemos la oportunidad de hacerlo entre nosotros.

Para reflexionar:

  • ¿Qué actitud tengo ante las necesidades de los demás?
  • ¿Cómo estoy colaborando para el bien común?
  • ¿Lo hago con alegría y buen humor?
  • ¿Soy positivo antes las adversidades que me está produciendo la pandemia?
  • ¿Utilizo la imaginación y la creatividad para reconducir los planes establecidos?

Algunos de nuestros hijos quizá no son conscientes de qué es la Navidad o de lo que significa exactamente para muchas personas. Muchos la relacionan con las reuniones familiares y los regalos simplemente, otros con las fiestas infatigables de comer, cenar y las salidas nocturnas. Pero de estas navidades serán desde luego lo que en cada familia quiera que sean, en nuestro más íntimo núcleo familiar.

La incertidumbre nos presenta la oportunidad de preparar unas navidades adaptadas a las circunstancias. Podemos participar cada miembro de la familia en prepararlas tanto si nos reunimos con nuestros familiares más cercanos como si estamos solo los que vivimos en la unidad familiar.

  • Decorar la casa con más ilusión incluso que otros años.
  • Pensar en los menús de las comidas y cenas festivas entre todos.
  • Felicitar a las personas que queremos pensando en escribir algo que le gusta a cada uno de ellos.
  • Transmitir una alegría especial que haga vivir el momento de tal forma que lo haga inolvidable para cada miembro de la familia.
  • Ser los primeros que transmitamos felicidad, compresión y paciencia ante la situación.

Recordemos que, como principales educadores, somos el mayor ejemplo que podemos darles a nuestros hijos.

María Campo Martínez

Pedagoga / España

Licenciada en Pedagogía. Diplomada en Magisterio de Educación Infantil. Asesora de Eduka&Nature.