Una vida saludable = Una mente saludable

Dos conceptos que van de la mano

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La importancia holística de llevar una “vida saludable” es de público conocimiento a esta altura. Canales de YouTube sobre wellness y lifestyle, propuestas nutricionales adecuadas a cada caso, información médica y accesible sobre los beneficios de llevar una vida sana están a tan solo un clic de distancia.

La vida saludable contribuye de forma positiva a las patologías o trastornos del ámbito psicológico

La mayoría de las personas sostienen, como mínimo en palabras, la importancia de los hábitos saludables desde una mirada un poco más a largo plazo, y en relación con metas puntuales: bajar de peso, extender la expectativa de vida, sentir vitalidad, evitar enfermedades o mejorar el tránsito de las mismas.

Si bien estos objetivos son buenos, importantes y necesarios, la vida saludable también trae enormes beneficios hoy. Beneficios que tienen que ver con la calidad de vida y con la calidad del resto de nuestro cuerpo, mente incluida. El resto de ramificaciones, a mediano y largo plazo, pueden ser encaradas, más que como pesadas metas a cumplir algún día, como cultura de la prevención.

Si bien es sabido que la vida saludable contribuye de forma positiva a las patologías o trastornos del ámbito psicológico, mental o neurológico; no hace falta estar en una situación patológica para que hábitos sanos afecten a nuestra mente para bien.

Claves para llevar una vida saludable

Mantenerse activo físicamente reduce la fatiga

Una ironía casi, pero una muy lógica: la resistencia, fuerza y flexibilidad ganadas por el ejercicio físico contribuyen a la reducción de la fatiga, ayudando a preparar el cuerpo, para que afronte con más fortaleza las vicisitudes diarias.

Al hacer ejercicio, se puede decir que la mente “se despeja”, y el cerebro segrega sustancias químicas como endorfinas, que producen estados de bienestar. Esto contribuye positivamente a sostener un equilibrio emocional y mental, a dormir mejor y a reducir los niveles de estrés. Es por esto que la actividad física y la alimentación equilibrada pueden ayudar a prevenir la depresión, ansiedad, problemas cardíacos y las consecuencias del estrés.

Alimentación para una vida saludable

Las funciones motoras van perdiendo nitidez a lo largo de los años. Una alimentación saludable, actividades que impliquen un uso mental activo y un estado físico mínimo ayudan a mejorar la función cerebral y a prevenir numerosa cantidad de enfermedades tanto físicas como mentales.

La ingesta de alimentos ricos en antioxidantes protegen y mejoran el estado de la piel, previniendo el envejecimiento prematuro. Poder llevar una dieta equilibrada fortalece el famoso sistema inmunológico. Esto permite reforzar las defensas y proteger al cuerpo contra enfermedades contagiosas y ayuda a la ágil recuperación de lesiones.

El estado de ánimo también se ve afectado por lo que comemos

Evitar los alimentos procesados e incorporar legumbres, frutas, verduras, proteínas, fibra y agua pura fomenta un estado de ánimo saludable debido a la producción de sustancias químicas que influyen en el estado de ánimo, como la serotonina.

Tomar sol tomando los recaudos necesarios mejora el rendimiento, disminuye el riesgo de posibles enfermedades, fortalece nuestros huesos y músculos, disminuye la presión arterial y mejora el estado anímico.

La importancia del ambiente

No se trata solo de buena alimentación y ejercicio físico. El ambiente que nos rodea también es importante a la hora de apuntar a llevar un estilo saludable. Se ha estudiado qué ambientes luminosos y agradables, y que el contacto con la naturaleza poseen efectos terapéuticos para el ser humano.

Poder sostener un ritmo o rutina de sueño saludable contribuye a nuestro humor diario, pero también a poder darle lugar a los necesarios procesos cerebrales que ocurren mientras dormimos. Mejorar la higiene del sueño ayuda a que nuestro descanso sea realmente reparador.

El consumo de tabaco, alcohol y drogas puede resultar placentero pero tremendamente nocivo para la salud física y mental, pudiendo desencadenar o agravar trastornos de salud mental. Por otro lado, la incorporación de rutinas como la meditación o el mindfulness resulta beneficiosa para nuestra salud mental.

Heliana Moriya

Docente de música de niveles inicial, primario y secundario

Psicopedagogía