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Cómo trabajar la autonomía de nuestros hijos

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La educación de hoy difiere de la que tuvimos nosotros. Diferentes hábitos sociales, familiares, tecnológicos, la aparición de las redes sociales… Todo ello hace que cada vez sea más importante dar a nuestros hijos una educación que les ayude a ser autónomos y a construir su propia identidad personal. No te lo pierdas!

Debemos querer y aceptar a nuestros hijos como son y no como queremos que sean.

Aprenden a cuidar su cuerpo, dominar su carácter, desarrollarse, conquistar su libertad, descubrir a los demás y construir su identidad personal con el objetivo de adquirir autonomía de manera progresiva.

Para adquirir esa identidad personal deben ser conscientes de su propia valía y se la debemos comenzar a enseñar nosotros, sus padres, para que ellos la vayan conociendo, aceptando y queriendo.

Dejándoles que hagan, pero como ellos quieren hacer, no como nosotros queremos que hagan. Ayudándoles a que acepten sus equivocaciones como parte del aprendizaje para seguir adelante.

La autonomía no la van a adquirir de un día para otro, es un proceso que irán realizando con nuestra ayuda. Nuestro papel es darles la oportunidad de que sean ellos los protagonistas de su aprendizaje.

Debemos permitirles que hagan, que se esfuercen, que se equivoquen. No “quitarles” todas las piedras que se encuentran para que tengan un camino diáfano y completamente limpio de obstáculos. Preparemos a nuestros hijos para la vida y no la vida para nuestros hijos.

En el terreno físico

  • Aprender a comer solos, de manera autónoma, desde el principio. Que no tengan la necesidad de depender de la televisión o cualquier medio audiovisual para hacerlo.
  • Aprender a dormir solos, sin que estemos presentes mientras se duermen.
  • Aprender a ordenar sus cosas. Realizando pequeños encargos que se acaben integrando en su rutina.
  • Aprender normas de respeto: saludar, despedirse, pedir perdón o dar las gracias.

Estos aprendizajes no los pueden comenzar a realizar a partir de la preadolescencia por el hecho de se mayores. Tenemos que hacerlo e inculcárselo desde pequeños, que es cuando están receptivos.

En el terreno afectivo

  • Ayudarles a que conozcan sus reacciones, por qué las tienen y en qué momento se producen. Nuestro refuerzo positivo es un pilar fundamental en la adquisición de su confianza.
  • No debemos de excedernos en todo lo maravillosos que son y hacen las cosas y nos olvidemos de acompañarles en lo que tienen que mejorar.
  • Todos los padres “sufrimos” cuando nuestros hijos “sufren”, pero debemos dejarles que lo vivan, no establecer “un colchón” tan grande que no sean conscientes del pequeño revés. Animémosles y permitámosles que lo vuelvan a intentar, una y otra vez, superándose a ellos mismos.

Terreno intelectual

  • En el aspecto intelectual adquieren el conocimiento con las fuentes que les proporcionamos, pero no podemos olvidarnos “de los otros educadores”, los que se encuentran en internet.
  • Tenemos que estar pendiente y ser conocedores de qué “les cuentan”, enseñándoles a que contrasten la información, no realicen prejuicios de una manera ligera y aprendan a dialogar y escuchar.
  • En la dimensión de la voluntad, practicarán los valores y virtudes que les permitan elegir de verdad lo que ellos quieren y no lo que la sociedad o los demás les digan.
  • Los irán alcanzando a través del orden, la sinceridad, el esfuerzo, las cosas bien hechas, la puntualidad, el respeto a los demás, la lealtad, la solidaridad, la comprensión… compartiendo la alegría entre otros.

Se trata de una carrera de fondo que comienza cuando nacen y continúa a lo largo de la vida. No dejemos pasar las oportunidades que les permiten hacer las cosas por sí solos.