Mitos y verdades sobre el aprendizaje musical

¿Qué se necesita realmente para ser profesional en la música?

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En un mundo donde las posibilidades laborales son cada vez mayores, estudiar y trabajar con la música se ha vuelto una inquietud latente para muchos adolescentes. Así es como nos animamos a repasar y cuestionar algunos mitos relacionados con el aprendizaje musical para descubrir su verdadero potencial.

Antes, la ecuación era sencilla: si los jóvenes lograban graduarse, obtendrían un título para ser avalados en lo laboral y cultural

Tiempo atrás, profesiones como la medicina, abogacía, o la contaduría eran algunas de las opciones más populares y sobre todo “seguras” a la hora de elegir estudiar una carrera universitaria y formarse durante la vida adulta.

Y la verdad es que no faltaban argumentos para hacerlo. No solo existía una demanda permanente de ese tipo de trabajos, también su sistema educativo era claro, sistematizado y de prestigio.

En ese entonces, la ecuación era sencilla y lógica. Si los jóvenes estudiaban y lograban graduarse, obtendrían un título que los habilitaría para ser avalados en lo laboral y cultural. Fin.

Otras formas de aprendizaje musical

Por otro lado, existen ocupaciones que no necesariamente cuentan con ese camino formal, continuo, y con el sello de “finalizado”. Cada año surgen propuestas novedosas que invitan a recorrer caminos mucho más personales, y de autodescubrimiento a través de libros, podcasts, webinars, cursos, seminarios, workshops, etc.

Una de esas tantas profesiones “rebeldes” ha sido, históricamente, la música. Sabemos que, por bastante tiempo, el arte ha sido catalogado como un hobby carente de una formación “seria”. La música no es la excepción.

Y aunque hoy existen efectivamente instituciones y universidades que la enseñan formalmente, muchos adolescentes siguen optando por caminos menos convencionales para estudiar música.

Y ahora es donde llegan las preguntas de los padres: ¿Puede la música ser una profesión seria para mi familia? ¿Cómo puedo saber si se van a formar bien?

A raíz de estas interrogantes naturales, nos propusimos repasar algunos mitos y verdades de la música y sus formas de abordarla. Cabe aclarar que, aunque nos vamos a centrar en el tipo de arte musical, muchos de estos datos pueden ser compatibles con otras artes.

Si no sabes leer y escribir música, no podés ser profesional

Uno de los pensamientos más recurrentes en nuestra cultura. Y, a simple vista, tiene mucho sentido. Si hay tantas profesiones donde todo se documenta por escrito, la música debería pasar por el mismo proceso para ser avalada, ¿no?

Sí, la música puede volcarse en un papel (hasta cierto punto) y tiene innumerables beneficios. Permite una comprensión más visual de un arte originalmente sonoro y ayuda a ordenar prioridades en el proceso de estudio.

Nos da la posibilidad de darle un sentido a tanta información nueva y funciona como un común denominador entre músicos que buscan interpretar una misma pieza musical como grupo.

Leer e interpretar lo que se lee es una herramienta ciertamente útil para formarse en la música. Ahora bien, ¿legitima el conocimiento musical y a la música como profesión? ¿Leer música = saber música = ser profesional?

La realidad es que existen muchos artistas consagrados que no leen música y eso no les ha impedido desarrollarse en su carrera musical. Los Beatles, José Feliciano, Gustavo Santaolalla y Luis Salinas son claros ejemplos de esto.

Tampoco es necesario alejarnos de nuestro propio entorno para comprobarlo. Basta con sólo preguntar a amigos, familiares o conocidos que se dediquen a la música para descubrir que no todos saben leer y escribir música.

Nunca vamos a dejar de recomendar el saber leer e interpretar una partitura para optimizar el aprendizaje. Dicho esto, no hay ninguna prueba concluyente que relacione exclusivamente esta herramienta con una “correcta” profesionalización en la música.

La música tiene poca salida laboral

Es una realidad que, siendo el arte tan abstracto y subjetivo, muchos padres sospechan de la proyección laboral real que puede tener la música para su familia. Y es verdad que el camino del artista siempre ha sido muy luchado y sin garantías.

Pero si hay algo que caracteriza al mundo en este siglo XXI es la incertidumbre en muchos aspectos, incluso en lo laboral.

Irónicamente, hoy hay muchas formas de vivir de la música que no se limitan a tocar en un estadio o ganar premios prestigiosos. Actualmente, quienes quieran ganarse la vida con la música cuentan con varias opciones. Y lo mejor es que no necesariamente deben limitarse a solo una. Aquí nombramos algunos ejemplos:

  • Músicos sesionistas. Sesionista significa básicamente ser contratado por otros para presentaciones en vivo o discos. Es una gran opción para poder interpretar música de forma activa y muchas veces bien remunerada.
  • Músicos para eventos. Históricamente siempre han existido contrataciones de músicos para casamientos, cumpleaños o bautismos. Actualmente, la cartera de posibilidades se ha ido expandiendo también a brindis y picnics empresariales, festivales, presentaciones de productos, etc.
  • Docentes. Cada vez más gente quiere aprender música, y existen tantas formas de hacerlo como personas. Por eso siempre será una gran opción relativamente estable para jóvenes que disfruten transmitir su conocimiento a otros.
  • Compositores de Jingles publicitarios. ¿Reconoces esas melodías pegadizas que suenan cada vez que anuncian un nuevo producto? Hay músicos detrás de esas canciones, y hoy no solo se limitan a contenido televisivos o radiales. Estos jingles son muy buscados por influencers de YouTube, Instagram, TikTok, etc.

Joaquín Sombielle

Licenciado en Psicología

Docente de piano y lenguaje musical