Sin importar la edad de nuestros hijos, es cuestión de tiempo hasta que empiecen a ser tal o cual pregunta. Lejos de tenerle miedo a esta situación, revisamos algunas de las posibles preguntas que un niño puede preguntar y cómo atenderlas.
La ocurrencia e imaginación de los niños puede apreciarse, entre otras cosas, cuando nos realizan preguntas. Sean sencillas o no, las interrogantes infantiles son un momento fundamental para su crecimiento.
Como padres, demostrar atención e interés en la pregunta es fundamental
Por un lado, su cerebro en pleno desarrollo necesita estímulos que ayuden a moldearlo. Las preguntas favorecen la formación de su identidad como individuos, mejoran el flujo y calidad de comunicación, y además evitan posibles episodios de ansiedad.
Las preguntas más comunes
¿Existen preguntas universales o cada caso es diferente? Si y no. Aunque cada persona es diferente, los ciclos vitales son inevitables, ya que incluyen preguntas que incluso nosotros nos realizamos en nuestra propia etapa. Por lo tanto, creemos que vale la pena recorrer algunas de las interrogantes infantiles más usuales, e intentar proponer posibles respuestas a las mismas.
- ¿Por qué el cielo es azul?
- ¿Cómo nacen los bebés?
- ¿Por qué tengo que comer verduras?
- ¿Por qué llueve?
- ¿Cómo es que vuelan los pájaros?
- ¿Mi perro/gato va a morir de viejo?
- ¿Por qué todos tenemos un color de piel diferente?
- ¿Qué pasa cuando no estamos más?
- ¿Por qué mi compañera vive en dos casas?
- ¿Los monstruos existen?
- ¿Por qué la Luna no se cae?
- ¿De dónde salen las estrellas?
- ¿Por qué no se puede respirar en el agua?
- ¿Por qué crecen las plantas del patio?
¿Pero cómo respondemos a todas ellas? Bueno, no hay una respuesta universal, pero sí podemos usar algunas estrategias a la mano que pueden funcionar en la mayoría de los casos.
Buena actitud para responder
A veces caemos en la costumbre de ignorar ciertas preguntas que nos hacen o bien posponer una respuesta, ya que pensamos que “pueden esperar”. Pero más allá de la respuesta que formulemos, el solo hecho de que podamos como padres demostrar atención e interés en la pregunta es fundamental. Esto transmite confianza, refuerza la relación y, sobre todo, los ayudamos a que se valoren al nosotros darles valor.
Responder con otra pregunta
El momento de preguntas puede significar una respuesta simple y concisa. Pero también puede ser una gran oportunidad para que los hijos ejerciten su propio pensamiento y por ende, su identidad. Utilizar respuestas como “¿y tú qué piensas?” o “¿por qué piensas que eso pasa?” pueden ser excelentes disparadores para esto.
Preguntas “adultas”
Siempre teniendo en cuenta que la edad y circunstancia en que se formulan este tipo de interrogantes sea adecuada, se sugiere responder de forma concisa, con un lenguaje entendible. Por ejemplo, en preguntas sobre la vida o la muerte.
Temas delicados
Vivimos en tiempos donde internet, las redes sociales o el colegio son canales de información y de palabras como “abuso”, “identidad sexual”, y “aborto”. Por este motivo, es importante que, sin importar que la respuesta sea compleja o que nos parezca hasta incompleta, podamos atenderla en casa. La sobre información muchas veces puede producir malentendidos o preocupaciones que con una buena conversación en la calma del hogar pueden disiparse.
Responder honestamente a las preguntas
Es importante perder el miedo a responder con un “no lo sé”, ya que esa también es una respuesta. El ser humano no tiene todas las respuestas y esto es esencial que un niño pueda saberlo desde temprano. Además, puede ser un aliento a que se investigue acerca de la pregunta, lo cual siempre puede ser un factor motivador.