La familia, los primeros y principales educadores

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Las familias buscan lo mejor para sus hijos. El momento de elegir el colegio es crucial porque quieren lo mejor para ellos y saben que una buena educación es clave para su desarrollo. Pero no hay que olvidar que la principal escuela es la familia. No te pierdas este artículo.

Educar es algo mucho más significativo e importante que enseñar matemáticas

Elegir el centro educativo y tener un buen maestro o maestra, es algo que a todas las familias les preocupa. Sin embargo, es importante tener siempre presente que la familia es la escuela más importante, ya que los padres son los primeros y principales educadores de sus hijos.

En la familia es donde los niños echan raíces sólidas para crecer y posteriormente «echar a volar». Es la institución desde donde se transmiten los valores (o antivalores) y expectativas.

La mayor parte de las cosas que uno valora, teme, desea o desprecia, las ha aprendido en la familia.

No hay que olvidar que los niños aprenden lo que viven:

  • Si en la casa nos tratamos a gritos, los hijos serán agresivos.
  • Si cultivamos una cultura machista, los hijos serán machistas.
  • Si despreciamos a las personas que no son de nuestra raza, país o condición social, los hijos aprenden a despreciarlos.
  • Si valoramos las cosas y el dinero sobre todo los demás, los hijos valorarán a las personas por las posesiones que tienen y despreciarán a los que no tienen.
  • Si nos apreciamos y tratamos con cariño, si nos valoramos todos sin importar la edad, sexo, o condición, los hijos aprenderán a respetar y valorar a cada uno no por lo que tiene sino por lo que es.

La familia es el lugar privilegiado para aprender los valores humanos esenciales como la solidaridad, el respeto, la sinceridad, la esperanza y el amor.

Se tiende a culpar  con frecuencia «a la calle» de los problemas y conductas de nuestros hijos. Pero, la mayoría de las veces, tienen su origen en el hogar.

Si un hijo o una hija va creciendo en un clima de respeto, valoración, diálogo, cariño, y se le enseña a valorar el esfuerzo y el dominio de sí mismo, los hijos crecerán en un ambiente saludable y de felicidad.

Instrucción versus educación

En algunas ocasiones delegamos en las instituciones educativas más responsabilidad de la que tienen. Por eso, es importante no confundir  instrucción con educación.

A la escuela le toca prioritariamente el papel de instruir, enseñar conocimientos. Y a la familia y la escuela les corresponde, juntos, el papel de educar y de formar a la persona.

Educar es algo mucho más significativo e importante que enseñar matemáticas, inglés, computación, medicina, ingeniería…Educar es formar personas libres, responsables y solidarias, ciudadanos productivos, respetuosos y solidarios, que entienden la diversidad como riqueza.

Para comprende bien lo que significa educar, recurrimos a esta parábola:

Cierto día, un niño entró en el taller de un escultor. Por un largo rato estuvo mirando, y admirando todas las cosas maravillosas del taller: martillos, formones, cinceles, hierros, montones de arcilla, algunas esculturas ya terminadas, otras en proceso de elaboración.

Pero lo que más impresionó al niño fue una enorme piedra en el centro del taller. Era una piedra tosca, asimétrica, desigual. Todavía tenía las heridas de los fogonazos con que la habían desprendido con cargas de dinamita en la lejana montaña. Y tenía las magulladuras de las cadenas con que le habían amarrado en el camión para llevarla al taller.

El niño estuvo mirando, admirando largamente la piedra con sus ojos (los ojos acarician mejor que las manos) y se fue.

Volvió el niño a los pocos meses y vio, sorprendido, que en lugar de la piedra que él tanto había admirado, había un hermoso caballo que parecía quererse librar de la fijeza de la estatua y ponerse a galopar por la llanura.

Y el niño, con la sabiduría de todos los niños, le preguntó al escultor:

¿Cómo sabías tú que dentro de esa piedra se escondía ese caballo?

Educar viene del latín, educere, que significa sacar de adentro. Es ayudar a desarrollar todas las potencialidades ocultas de cada persona para que florezca en plenitud y pueda hacer de su vida una verdadera obra de arte.

Antonio Pérez

Escritor y educador

Licenciado en letras por la Universidad Católica de Caracas