Consejos prácticos para planear un viaje con niños

Y disfrutar en el intento

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Viajar es de las cosas más enriquecedoras que podemos hacer en la vida. O eso creo yo. Así como lo es para nosotros, también puede serlo para nuestros niños. Pero, también puede serlo junto a nuestros niños. Viajar con peques no debería restarnos la riqueza de la experiencia, pero si hay algo que resulta importante asimilar: no es el mismo tipo de viaje que hacíamos cuando no teníamos hijos.

Una planificación bien hecha puede ahorrarnos dolores de cabeza futuros

Esta afirmación no posee ningún tipo de connotación negativa, sino más bien del tipo realista. Tendremos que ceder ciertas cuestiones cuando se trata de acomodar el viaje para que se adapte a los niños. Pero ojo, los pequeños viajeros también deberán ceder algún grado de comodidad en pos de adaptarse al viaje familiar. Un poco y un poco, y todos contentos.

Pero una parte que se vuelve aún más fundamental de lo que ya es con la incorporación de niños al plan es, casualmente, el pre planeamiento. La previa. De hecho, una planificación bien hecha puede, no solo ahorrarnos dolores de cabeza futuros, sino hacer de nuestros viajes una experiencia mucho más tranquila y disfrutable.

¿Qué tener en cuenta a la hora de preparar un viaje con niños?

La edad de los niños es condicionante

Suena fuerte, pero la realidad es que la franja etaria de nuestros peques condiciona ciertas elecciones respecto a nuestro viaje. De tratarse de niños más pequeños, viajes de larga distancia o a destino que impliquen demasiada inversión no valdrán tanto la pena, debido a que no van a recordarlo y a que padecerán un poco más el viaje largo.

Destinos de mucho relax para niños un poco más grandes también puede ser contraproducente a la hora de relajarnos en familia. Adecuar el destino, sus propuestas y la distancia a la edad de los niños es el 101 a la hora de comenzar a planear el viaje.

Planificar los planes de antemano simplifica las cosas

Librar ciertas actividades al azar cuando viajamos nunca es lo más recomendable, pero menos con niños pequeños. Si vamos a ir a visitar una atracción turística, por ejemplo, es preciso programar horarios, comprobar si está abierto, medir ciertas distancias. Hay pocas cosas peores que llegar a aquel lugar del que tanto le hablamos a nuestros hijos y encontrarlo cerrado.

Los planes B son un poco más difíciles de organizar sobre la marcha en estas situaciones, con lo cual siempre está bueno chequear y re chequear que los planes A sean viables en primera instancia. Por precaución, porque no, tener un plan B. Programemos días entretenidos, completos y atractivos para nuestros niños y también para nosotros. Momento ideal para ponernos creativos.

Involucrar a los niños hace de la experiencia una mucho más integral

Preparar el viaje junto a nuestros hijos es parte del viaje también. Obviamente, ellos no van a tomar todas las decisiones junto a nosotros, pero poder proponer ciertos destinos y charlar con ellos.

Hablar de lugares que queremos conocer o atracciones que visitar, buscar mapas y fotos juntos, escuchar canciones sobre viajes, hacer una cuenta regresiva de los días, que puedan pensar que poner en la valija y puedan ayudar a armarla… Todas mini actividades que suman al viaje desde antes de que comience.

Prepara bien tu viaje

Poder planificar y preparar previamente las medidas de seguridad, higiene, y salud pueden hacer de nuestro viaje uno más fácil de llevar. Etiquetas de identificación con números de teléfono en la mochila de los chicos, seguro médico de viaje, papeles actualizados, medicación preventiva, tiempos de descanso y sueño, breaks durante las travesías diarias: todos preparativos necesarios para un viaje con mucho menos margen a eventualidades y sustos.

El término medio

No hace falta planear la totalidad de nuestro viaje alrededor de nuestros hijos, tampoco hace falta que ellos se adapten a todos nuestros planes que no los incluyen.

Tengamos en cuenta las propuestas infantiles de los destinos turísticos, cuidemos las travesías largas y cansadoras para los niños, incluyamos a los chicos en propuestas que quizás no están primariamente orientadas a niños, proveyendo entusiasmo y dinamismo, adaptemos las actividades para grandes y seamos amplios con los pequeños (y viceversa). Cuidemos los tiempos de todos, cuidándonos e incluyéndonos entre todos, con flexibilidad y paciencia.

Prepara los espacios de “tiempo muerto” con antelación. Libros, juguetes, vídeos descargados, música, snacks y demás salvavidas son importantes para poder ayudar a los niños a sobrellevar momentos de viaje, de espera o de paseo.

“Bajar” un poco y acomodar los ritmos está bien. Quizás los viajes sin niños están plagados de itinerarios extensos, caminatas y visitas a museos. Pero debemos adaptar los días al ritmo de nuestros hijos, y quizás hasta encontremos disfrute en ello: relajarse una tarde en una plaza está muy bien.

Heliana Moriya

Docente de música de niveles inicial, primario y secundario

Psicopedagogía