¿Qué significa ser el hermano mayor?

Implicaciones y desafíos que afronta el primogénito de la familia

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Si bien como papás y mamás podemos amar a todos nuestros hijos por igual, eso no quita que sea lo mismo para un hermano el haber nacido primero o último en la familia. Podemos amarlos por igual, pero la realidad es que no los tratamos por igual.

El orden de nacimiento dentro de la familia influye en la personalidad de nuestros hijos

Ninguna mala intención de por medio, más bien razones puramente lógicas: nuestros hijos e hijas reciben diferentes tratos porque ellos son diferentes entre sí y porque nosotros mismos vamos cambiando a lo largo de nuestra vida.

El núcleo familiar no tiene la misma edad al recibir el primer o último nacimiento. De hecho, es posible que no nos encontremos en la misma etapa vital cuando nace el tercer hijo que cuando nació el primero.

El contexto del hermano mayor

Las relaciones entre hermanos se articulan de diferentes formas, por ejemplo, el contexto en el que nacen los hijos. Nuestros tratos cambian en función de lo que hemos aprendido a través de la crianza de nuestra primera descendencia. Las expectativas que tenemos de cada uno de ellos varía, o incluso surgen nuevas corrientes de parentalidad que queremos adoptar en la crianza de nuestro último hijo.

Por estas y otras muchas razones, es un hecho que tratamos a cada uno de nuestros hijos de formas diferentes, incluso si intentamos criarlos “de igual manera”. Ahora, esto no es nada malo: en todo caso es entendible, y tiene mucho sentido.

Numerosos estudios indican que el trato marcado por el orden de nacimiento influye en la personalidad de nuestros hijos. Aunque nada está escrito en piedra, de hecho, existe más de un factor que influye en la vida de cada hijo.

Por ejemplo, los años que se llevan entre hermanos, el género o el momento familiar que estamos transitando. Esto implica que existen determinados perfiles comunes cuando hablamos del orden de nacimiento.

¿Qué pasa entonces con el hermano mayor?

Véase hijo mayor como primogénito, pero no como único hijo. Diversos roles son repartidos explícita o implícitamente en el interior de una familia cuando llega a ella un nuevo miembro. Los niños van desarrollando sus identidades y asumiendo roles sociales influenciados en parte por sus posiciones dentro de la secuencia de hermanos.

Los primeros hijos suelen ser educados desde el cuidado y el sentido del deber. Esto es más que lógico si tomamos en cuenta la cantidad de ilusión y expectativas puestas sobre este hijo o hija, sumado a una experiencia parental primeriza.

Características comunes entre primogénitos

Obviamente no todos los primogénitos son iguales solo por ser los primeros. Pero sí podemos encontrar características comunes presentes en la gran mayoría de ellos debido al lugar que ocupan dentro de sus familias.

  • Potencial de liderazgo. Por ser el mayor, usualmente se le toma como ejemplo para con sus hermanos por lo cual suelen tender a asumir responsabilidades y apuntar a la excelencia, incluso siendo autoexigentes consigo mismos. Él o ella será la “primera vez” de muchas situaciones dentro de la familia. Nuestro primogénito será el ‘conejito de indias’ de muchas de nuestras primeras veces como papás y mamás. Por su condición de primero, suele ser quien recibe mayor peso de expectativas y exigencia por parte de los progenitores.
  • Mayor estímulo. Debido a que los primogénitos pasan más cantidad de tiempo a solas con sus padres durante el periodo previo al nacimiento del segundo hijo, suelen recibir mayor atención y estimulación a lo largo de ese tiempo. Estudios indican que esto puede desembocar en un mayor desarrollo general, de habilidades e intelecto a lo largo de la vida.
  • Un reflejo de los padres y madres. Al no tener hermanos mayores, sus modelos residen en sus padres y madres, y sus personalidades pueden variar de acuerdo a cuánto tiempo pasan siendo hijos únicos hasta transformarse en hijos mayores con la llegada del próximo hijo.
  • Pueden tender a la generosidad, confianza en sí mismos e independencia. Pero también pueden ser obtusos respecto a sus puntos de vista, perfeccionistas y exigentes.

Numerosas disciplinas y sus estudios justifican el porqué de estas características comunes. Científicos afirman que muchas veces los hermanos mayores pueden sentirse más identificados con otros primogénitos pertenecientes a otra familia, que con sus propios hermanos menores.

Cada hijo o hija es diferente

No podemos dejar de tener presente que cada hijo es único e irrepetible. Es por eso que no criar a los hijos “de la misma manera” es la mejor opción: cada uno de ellos es diferente. Sin embargo, conocer qué viene aparejado con el orden de nacimiento de nuestros hijos puede ayudarnos a ejercer una parentalidad más sana.

Si conocemos las características de la mayoría de los hijos mayores, podemos ayudar a los nuestros a moderar la autoexigencia o cuidar las responsabilidades saludablemente. También, a no depositar en ellos más carga de la que ya tienen. Para ello debemos aprender a ser flexibles, para así potenciar sus capacidades de liderazgo y toma de decisiones.

Heliana Moriya

Docente de música de niveles inicial, primario y secundario

Psicopedagogía