A veces pensamos que hacer la comida es una perdida de tiempo, o no estamos muy motivados con el arte de cocinar. Terminamos haciéndolo por rutina, con desgana, sin poner la impronta de lo creativo y saludable. En este artículo descubrirás cómo poner «la mejor salsa» a tus platos.
¿Quién no recuerda la sopa de la abuela, o un postre de la madre, o el asado del padre?
En este artículo pretendo poder acercarles algunas ideas para cambiar la forma en que cocinamos e invitar a tus hijos e hijas en esta actividad. Así, al compartir un momento creativo en familia, podemos enseñarles, fomentarles hábitos alimentarios desde el lugar de producción y acercarlos al mundo de los alimentos saludables.
Es importante considerar que ninguna compra de alimento semi-elaborado o ultraprocesado sustituye a la comida casera, con los aromas y sabores propios del hogar.
¿Quién no recuerda la sopa de la abuela, o un postre de la madre, o el asado del padre? Estos recuerdos que los adultos tenemos nos acercan a momentos agradables y recetas que nos gustaban cuando éramos niños.
De igual manera, ahora que sois padres generareis con este aprendizaje recuerdos para vuestros hijos. El cocinar el alimento gana un significado que va más allá de cuidar de la salud del cuerpo.
También cobra la significancia de recuerdos de cocinar en casa con las familia, el aprendizaje, la creatividad y la diversión. Este momento también favorece las actividades con equidad entre mujeres y varones para su vida futura.
Por dónde empezar
La actividad comienza pensando en conjunto, entre padres y niños, la receta que vamos a elaborar.
- Elegid recetas sencillas, prácticas.
- Aprovechad para incluir alimentos como frutas, vegetales, semillas (chía, lino, sésamo), frutos secos (nueces, avellanas, almendras, castañas, etc. ), leguminosas (lentejas, garbanzos, porotos). Este tipo de alimentos muchas veces no son aceptados por los chicos debido a la falta de hábito alimentario.
- Tened presente que los chicos del hogar son fiel reflejo de los adultos. Muchas veces el “no me gusta” se debe a la falta de hábito en el hogar. Es decir, es difícil que a un niño le gusten las leguminosas si en casa no hay hábito de cocinarlas. Lo mismo pasa con el resto de los alimentos que mencionábamos antes.
- Lavarse las manos previo a la elaboración y la utilización de un delantal nos prepara para comenzar con la actividad.
- La elaboración en casa permite regular los excesos en el uso de la sal y el azúcar, y los alimentos no contendrán conservantes, ya que serán elaborados por vuestras propias manos.
- Buscad espacios para los niños, para que puedan participar de la actividad de manera cómoda y con utensilios de acuerdo a la edad (ejemplos: cuchillos de plástico) y elegid las tareas que puedan hacer sin riesgos (por ejemplo, no manipular equipo pesado, ni alimentos calientes para evitar quemaduras).
Algunos ideas para elaborar:
- Ensalada de frutas.
- Ensalada de vegetales.
- Tortilla de espinaca con cebolla y queso.
- Soufflé de calabaza, ricotta y nueces.
- Torta de zanahoria.
- Torta de manzana.
- Galletitas de avena y nueces.
- Scones de queso y arvejas.
Otras recomendaciones «apetecibles»
- Una vez lista la preparación, el acondicionamiento para la degustación es importante también.
- Colocad un lindo mantel, decorad la mesa, sacad fotos durante la preparación y cuando esté todo listo.
- Compartid el alimento en familia y celebrar el trabajo con alegría.
Así que, el punto de comienzo fue elaborar una receta juntos, con motivación, incursionando en el mundo de alimentos saludables, elaborando con creatividad y alegría ¡para luego degustar la preparación en familia!
¡Todo para disfrutar!